Qué hay detrás de las relaciones entre Paraguay y Brasil

Crédito columna: Ricardo Rodríguez Silvero.

 *Publicada en la edición impresa de revista Plus Febrero 2016.

Nuestro país ha venido integrándose a su mayor vecino circundante con ritmo acelerado desde la inauguración del Puente de la Amistad, 1965, por todos los canales posibles, directos e indirectos: comercio exterior de bienes y servicios, transferencias, inversiones directas, créditos, la mega-represa hidroeléctrica de Itaipú, intereses militares estratégicos, vínculos culturales y muchos otros, visibles e invisibles.

Entre estos últimos merecen ser mencionadas las actividades ilegales del lavado de dinero y del narcotráfico así como el siniestro contrabando de mercaderías de comercialización expresamente prohibida (estupefacientes, armamentos, rollos de madera, pieles silvestres, medicamentos con plazos vencidos, productos provenientes de falsificación y piratería, entre otros).

Nada subestimable es el masivo contrabando de productos de comercialización permitida, como los alimenticios, los domisanitarios y  los adictivos, verbi gratia cigarrillos y bebidas alcohólicas.

A estos delitos económicos hay que agregar además la utilización del territorio de ambos países para actividades criminales del narcoterrorismo y de otras mafias cruentas, responsables de secuestros, torturas y asesinatos por encargo.

Trayectoria reciente y posicionamiento de Brasil

Es uno de los grandes países emergentes, parte integrante del otrora prometedor bloque de los BRICS, integrados por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Estos países tuvieron por unos años un estimulante rol de compensación global de variables positivas versus negativas durante la vigencia de una de las peores crisis mundiales que registra la humanidad: la que ha implosionado desde fines de 2007 y cuyos coletazos aún se registran en algunos países industriales de economía de mercado, con vastas repercusiones en países en vía de desarrollo.

Ese rol de compensación consistía en que las economías de los BRICS crecían considerablemente en esos primeros años de la mencionada crisis, mientras que caían notoriamente las de los EEUU, la Unión Europea y las de otros países de primer mundo.

Brasil es además la mayor economía de América Latina y el Caribe, de presencia hegemónica en países pequeños y débiles; como Bolivia, Ecuador, Paraguay y Uruguay, aquí citados en orden meramente alfabético.

En épocas de auge, Brasil es el mayor mercado vendedor y el mayor comprador de estas economías vulnerables. Adicionalmente, suele ser también una de las mayores fuentes de inversiones, créditos y tecnología para las mismas. Su presencia militar en estos países es influyente. Y la cultura brasileña se halla cada vez más presente.

Hace tan sólo algunos años, el poder compartido de las potencias dominantes en las Américas había conducido a una “división internacional de esferas de influencia”, implementada en forma consensuada por ambas: Los EEUU se hacían cargo de México, América Central y el Caribe. Mientras Brasil quedaba custodio del resto de Sudamérica.

En el caso particular de Paraguay, el país hegemónico por excelencia es Brasil, en casi todos los ámbitos de importancia.

Veamos en forma sucinta las magnitudes de Brasil, antes de entrar en detalle: En términos de producto interno bruto y con los datos 2014 del Banco Mundial, Brasil es, cuantitativamente hablando, 5 veces más grande que Argentina; este último país 10 veces más que Uruguay y este último a su vez 2 veces más que Paraguay.

En otras palabras y de acuerdo con el mencionado indicador, Brasil es 100 veces más grande que nuestro país.

En un enfoque global y siempre tomando de referencia sólo el producto, EEUU es 7 veces más grande que Brasil; China 4 veces más; Japón 1,9 veces más y Alemania 1,6 veces más grande que Brasil.

Valga la aclaración que la mera utilización de tan solo un indicador para realizar comparaciones internacionales es totalmente insuficiente y distorsiva, porque ni siquiera la magnitud cuantitativa se halla bien reflejada por el mismo. Mucho menos aún el bienestar o la calidad de vida en cada país. No obstante, proporciona un destello aproximado de la diferencia cuantitativa entre uno y otro.

He aquí una breve exposición de cómo se encuentra actualmente la relación entre Brasil y Paraguay, empezando con la crisis actual de esta enorme economía emergente.

Coyuntura

Brasil se halla hoy en día sumido en una severa recesión económica, con:

– Datos alarmantes sobre número de empresas cerradas a consecuencias de ella.

– Alta tasa de inflación.

– Considerable devaluación de su moneda.

– Grandes saldos rojos en sus cuentas fiscales.

– Enorme descontento social por desempleo, subempleo y deficitarios servicios públicos.

–  Con millares de descontentos saliendo a la calle intermitentemente.

– La corrupción que impera en ese país es gigantesca.

– La prolongada y hasta ahora infructuosa discusión en torno al impeachment de Dilma, su presidenta actual, y, para colmo de males:

– La invasión del aedes aegypti, el mosquito de la fiebre amarilla, un culícido que puede ser portador del virus del dengue y de la fiebre amarilla, así como de otras enfermedades, como la chikunguña y la fiebre de zika, que produce en el feto la así llamada micro-cefalía.

A las puertas de las próximas Olimpiadas, todos hubiésemos deseado que Brasil hubiese podido ofrecer mejor situación que la señalada.

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Comercio exterior y servicios

En materia de exportaciones paraguayas, Brasil es su principal destino, si no final, por lo menos de tránsito. En lo que a importaciones concierne, Paraguay es uno de los mayores compradores de productos brasileños en esta parte del mundo.

Esto, que es válido para el comercio exterior de mercaderías, lo es también en forma similar con el intercambio de servicios de transporte, seguros, turismo y transferencias.

Brasil es así mismo, después de los EEUU, la mayor fuente de inversiones directas en nuestro país. También lo es de créditos, tanto en forma directa como indirecta, por ejemplo a través de la construcción de mega-obras de infraestructura, entre las que la represa hidroeléctrica de Itaipú fue el buque insignia en el pasado reciente.

Estos fuertes vínculos entre la Cuenta Corriente y la Cuenta de Capital, para hablar con la jerga de la Balanza de Pagos Internacionales, hace que el precio de las inversiones –las utilidades- y el de los créditos –los intereses- fluyendo al país de origen, el Brasil, engrose la Cuenta de Servicios de dicha Balanza en Paraguay.

El pago de royalties y de compensaciones por energía cedida así como de gastos administrativos de la Entidad Hidroeléctrica Binacional Paraguay-Brasil también forma parte del relacionamiento financiero entre ambos países, en el que Paraguay es su mayor destinatario.

Ya desde mediados de los años 70 del siglo pasado, Itaipú es la mayor bisagra en términos económico-financieros que une ambos países tanto en el pasado reciente como en el presente y futuro cercano.

Delitos económicos y actividades criminales

Es preocupante que el territorio de ambos países esté siendo utilizado por los peores exponentes de los arriba mencionados delitos económicos –lavado de dinero, mega-contrabando y giros internacionales con destinos nonsanctos a través de entidades financieras clandestinas- y por los criminales del narcoterrorismo.

Ojalá que el sector público y el sector privado de Brasil y Paraguay junten fuerzas y tecnologías para combatir con éxito la exuberancia y la violencia del mundo del hampa.

Consecuencias de la recesión brasileña

Habiendo hecho esta exposición del entrelazamiento entre Paraguay y Brasil, tan frondoso, múltiple y fuerte, cabe analizar ahora las consecuencias de la recesión brasileña de los últimos y de los próximos meses.

Según pronósticos oficiales del Brasil y organismos multilaterales, la economía brasileña puede caer en 2016 entre -3,5% y -4%. Conforme vaya avanzando este año, las estimaciones se irán poniendo más exactas y más fidedignas. Este es un dato fundamental a ser tenido en cuenta en las relaciones Paraguay-Brasil en los próximos meses.

Paraguay lleva ya años de crecimiento relativamente alto, en comparación con la inmensa mayoría de los demás países de Sudamérica. Para 2016 se pronostica que el aumento del PIB en Paraguay estaría oscilando entre +2,5% y +3%.

En lo que a inflación concierne, el nivel de precios en Brasil no se detiene en su aumento regular. Para 2016 se estima que el vecino país estaría soportando un incremento en el nivel de precios superior al 10% anual. Paraguay, que en materia de política monetaria lleva ya décadas de encomiable estabilidad, estima que la inflación durante 2016 subirá en torno al 5% anual.

El déficit fiscal en Brasil ha llegado en 2015 fácilmente a -7% sobre su producto interno bruto. El de Paraguay aparenta modesto en comparación con él: -1,8%. No obstante, valga la aclaración de que la configuración de los saldos rojos y la política fiscal en ambos países son marcadamente diferentes.

Y los problemas de devaluación de ambos países se entienden mejor analizando el contexto de esta zona del dólar norteamericano, en el que se encuentran, versus la estructura y coyuntura en uno y otro.

Inmersos en la economía mundial

Efectivamente, a nivel global se está constatando que la economía norteamericana, la primera potencia del hemisferio, no crecerá este año tanto como había sido estimado hace apenas unos meses. Algunas variables económicas y financieras en ese país dejan ver que todavía no han soltado amarras las rémoras del pasado reciente.

Y las noticias sobre Europa y algunas mega-economías asiáticas hacen que la banca central norteamericana se muestre ahora menos optimista. Ya ha anunciado en las primeras semanas del 2016 que es probable que la Fed por de pronto no aumente más las tasas rectoras de interés.

Por el contrario, en lo que va de febrero del año en curso ha trascendido también que probablemente en los próximos meses se implemente una reducción diferenciada de dichas tasas. Este cambio de percepción de la Fed y el crecimiento real, menos vigoroso, de la economía de los EEUU en los primeros meses del año actual han hecho que el dólar perdiese un poco de valor ante las otras divisas del planeta en los últimos días.

Esto explica que el real brasileño, que se había depreciado cerca del 30% durante 2015, recuperase un poco de su valor en febrero de 2016. Algo similar está ocurriendo también con nuestra moneda local, el guaraní. Por otro lado, como la devaluación del guaraní durante 2015 ha sido cercana al 22%, la diferencia entre el real y el guaraní en términos de depreciación se articuló en torno al 8% de mayor devaluación en el real.

Esto obviamente es equivalente a un encarecimiento –en esa medida- de los productos paraguayos, exportados al Brasil, y simultáneamente un abaratamiento ídem de los productos brasileños, exportados al Paraguay.

Consecuencias negativas

Analizando lo ocurrido en 2015, puede decirse que  –como era de esperar dada la gran integración de nuestro país a su mayor vecino-  la recesión brasileña ha afectado negativamente a nuestro país, especialmente a ese subsector de la economía paraguaya, cuya actividad principal consiste en exportar al Brasil.

La devaluación del real y la caída de la demanda interna del Brasil han hecho que tales empresas paraguayas, exportadoras al vecino país, cayesen en dificultades existenciales. Varias de ellas han visto reducidas sustancialmente sus exportaciones al Brasil y no ven visos de solución a corto plazo para las mismas.

Eso ha causado que ya entrasen en mora en la atención de sus créditos locales. La tasa de morosidad del sistema financiero en Paraguay ha aumentado significativamente.

Consecuencias positivas

Como una parte considerable de la canasta familiar en Paraguay, en torno al 30% de los bienes transables, son de origen brasileño, la mayor devaluación registrada en Brasil ha conducido a un descenso en el nivel de precios -en las mismas proporciones señaladas arriba- en nuestro país.

Por otro lado, el abaratamiento de bienes de consumo, provenientes de Brasil, reduce en dimensiones similares el costo de la canasta básica a nivel local, lo que redunda en beneficio de los estratos bajos.

Por otro lado, esa diferencia en términos de devaluación entre Brasil y Paraguay, siendo sustancialmente mayor la brasileña, repercute positivamente también en el flujo de turistas paraguayos al Brasil así como en la visita de familiares de trabajadores paraguayos en ese país.

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