El Oro, el Moro y el 7%

De un tiempo a esta parte, varios son los sectores que reclaman una mayor inversión en educación, y muchos piden que el 7% del PIB sea destinado al Ministerio de Educación. En el siguiente análisis pretendemos considerar dicha posibilidad y responder a la siguiente pregunta: ¿en realidad el ministerio necesita más fondos?

España 1426, caballeros cristianos pidieron un rescate para liberar a un alcalde musulmán retenido junto con su comitiva y luego de haberse cumplido el pago, mantuvieron al sobrino que lo acompañaba, exigiendo un pago adicional por “mantenimiento”. Ante esta situación, intervino el rey Juan II y ordenó que todos vayan a palacio. Según historiadores, esta situación hizo que el pueblo acuñara la frase de que el Rey quería quedarse con “el oro y el Moro”.

En Paraguay, casi 6 siglos después, un grupo de estudiantes tomaron de rehenes a sus propios colegios y pidieron de rescate el oro de una mejor educación. El presidente accedió a los reclamos y cambió a su ministra, nombrando un nuevo ministro. Y más allá del grupo de estudiantes, Paraguay espera y necesita una mejor educación.

Lo urgente, lo importante y la política 

Inmediatamente, el nuevo ministro, compelido como nunca a mostrar resultados, concentró sus esfuerzos en capear la tormenta y evitar que la revolución estudiantil se desbande hacia otros sectores que requieren cambios.

Contenida la revuelta, el ministro de educación, apuntó hacia un objetivo compartido por muchas personas, pero que este artículo pretende desmitificar.

“Vamos a reunirnos con el ministro de hacienda y con los amigos parlamentarios para lograr mayor presupuesto… el objetivo es llegar a invertir el 7% del PIB en educación” …palabras más, palabras menos, este porcentaje lo proponen desde la máxima autoridad educativa del país, congresistas, empresarios, hasta Héctor Vera, alumno del Colegio Técnico Nacional. Existen inclusive, campañas por lograr un 7% del PIB del presupuesto en educación.

Pero, ¿de dónde sale ese número mágico? Y lo más importante, ¿es posible llegar a él?

En economía se utiliza el concepto “falacia de la composición” cuando se realiza un mal planteamiento de las causas de los problemas. Ejemplo: Paraguay invierte poco en educación y como consecuencia la educación es deficiente. Luego, si invirtiera más dinero, como el 7% de su PIB, tendría mejor educación. 

¿Cuánto invierten las potencias? 

En París fue presentado un informe sobre los indicadores educativos de los países desarrollados —Education at a Glance 2015: OECD Indicators—, y el mismo nos revela que invierten 0,6% de su PIB en promedio para educación pre-primaria y un 3,7% para educación primaria, secundaria y post secundaria. Como broche de oro, esta inversión corresponde tanto al sector público, como a la inversión privada. Sumando ambos promedios encontraremos que los sectores público y privado invierten un 4,3% de su PIB en educación no universitaria (es mejor separarlos ya que la educación universitaria no es universal y alcanza en Paraguay al 1% de la población)

Entonces, si los países desarrollados, con elevados niveles de tasas tributarias, no invierten el 7% de su PIB en su presupuesto en educación (excluyendo la universitaria) ¿Cuál es nuestra capacidad real?

Los números Si hablan 

El último informe del MEC disponible en la web del Ministerio de Hacienda muestra una ejecución presupuestaria de 5.491 mil millones de guaraníes para el 2014. Usando todos los decimales y comparando contra el PIB del mismo año proveído por el BCP tenemos un gasto real en educación (no universitaria) del 3,99% del PIB.

Redondeando números del 2014, con el IVA del 10% que pagamos todos, recaudamos en promedio un 6% del PIB e invertimos como sociedad casi el 4% del PIB en el MEC. Para invertir el 7% del PIB en el MEC, necesitamos ingresos adicionales de más 3% del PIB.

El gasto en educación, debería incrementarse en más de 80% para llegar a la meta; si pensamos financiarlo con el IVA, que de por sí es el impuesto que más recauda, tendríamos que subirlo del 10% actual, al 15%.

Al tipo de cambio del momento, el gasto del MEC sólo en el 2014 fue de 1.200 millones de dólares, cantidad que fue destinada en su mayor parte a gastos corrientes. Resultado: los indicadores educativos internacionales nos ubican entre los últimos lugares. Pero más que eso, los alumnos, padres y la sociedad en general estamos insatisfechos con el resultado porque condena a generaciones enteras de paraguayos a ser menos productivos y ganar menos que aquellos jóvenes que tuvieron una mejor educación (privada o pública de países limítrofes).

Conclusión 

Del gasto a la inversión: ¿Es posible más calidad con la misma cantidad?

El objetivo de este artículo es desmitificar la idea de que debemos concentrar nuestras energías en invertir más recursos para dotar al MEC de un presupuesto del 7% del PIB.

Debemos gastar menos e invertir más en educación. ¿Cuál es la diferencia? Un ejemplo sería continuar con la depuración de los planilleros, gastos superfluos y operadores políticos; a la par que se aumentan las exigencias a los docentes, mayor capacitación, uso de la tecnología y evaluación de los mejores… para pagar más, a una menor cantidad de docentes, pero de mayor calidad.

La falacia de la composición, nos demostró que podemos confundir las condiciones necesarias para lograr una mejor educación, con la solución al problema.

Tener mayor presupuesto, no soluciona el problema. Es necesario un presupuesto adecuado junto con una serie de medidas legales, de gestión, tecnológica, etc.; sería excelente si podemos cambiar el “chip” de nuestros cerebros para adecuarnos a las exigencias de los tiempos y anticiparnos a los cambios.

Volviendo a la historia del Rey, desde aquella época, la desconfianza del pueblo hacia sus gobernantes se tradujo en la famosa frase: “Prometer el oro y el moro”. Sencillamente no es posible, invertir el 7% del PIB en el MEC con la presión tributaria actual, la institución que tenemos y próximos a un año pre-electoral. En este momento, el oro que queremos sería la educación y el moro sería la política. Nuestros políticos nos prometerán que podemos tener ambas cosas. En el fondo, sabemos que no es posible.

Sobre el autor

Pedro Mancuello es Master en Economía Empresarial del INCAE Business School de Costa Rica. Egresado en Administración y Contabilidad por la Universidad Nacional de Asunción. Posgrado en Resolución de Conflictos por la Torcuato di Tella de Argentina. Director del Centro de Investigación Aplicada de la Facultad de Ciencias Contables, Administrativas y Económicas de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”. Docente de grado y posgrado en Estrategia, Decisiones de Precios, Negociaciones. Posee 18 años de experiencia profesional en diseño y gestión de proyectos públicos y privados para organismos nacionales, binacionales e internacionales.

Reflexiones sobre el gasto en educación en Paraguay
Prof. Mag. Pedro Mancuello
Director del Centro de Investigación Aplicada

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