En busca de la IED perdida

* Crédito columna: Carlos Fernández Valdovinos, presidente del Banco Central del Paraguay (BCP). Publicada en la edición impresa de Última Hora, el domingo 20 de agosto de 2017.

Un interesante debate se ha generado recientemente basado en los datos divulgados por la Cepal sobre los flujos de inversión extranjera directa (IED) al Paraguay y a la región.

Se llegaron a conclusiones contundentes (y en mi visión, un poco apresuradas), sobre cuál gobierno pudo atraer mayor cantidad de IED o acerca del presunto fracaso del gobierno Cartes en esta tarea. Como los números de la Cepal se basan en datos elaborados por el BCP, me pareció oportuno realizar algunas precisiones al tema.

LAS PARTICULARIDADES DE LA MEDICIÓN

Para medir los flujos y el saldo de la IED se utilizan datos del balance de las empresas de origen extranjero radicadas en Paraguay. Más específicamente, el número publicado por el BCP de IED refleja el patrimonio neto de estas empresas (i.e. activos menos pasivos). Surge aquí una primera particularidad de esta variable ¿Una nueva fábrica de una multinacional de US$ 100 millones aumenta la IED? Si la misma es financiada por un préstamo de US$ 100 millones de un banco, no. ¿Y si la misma es financiada con la emisión de bonos en el mercado local o internacional? Tampoco.

En ambos casos, el activo de la empresa aumenta en la misma proporción que su pasivo y, por tanto, su patrimonio neto (es decir, la IED) permanece estable. Por tanto, la IED no se mide por la fábrica, las máquinas o los terrenos que tiene una empresa extranjera (estos constituyen los activos de dicha empresa), sino por su patrimonio neto, lo cual es muy distinto.

Una segunda particularidad es que esta variable, al provenir del balance de las empresas, está expresada originalmente en guaraníes. Sin embargo, de manera de hacerla comparable con otros países y como constituye un pasivo con extranjeros, se la reporta generalmente en dólares. El problema de «transformarla» a la moneda norteamericana es que su dinámica se vuelve sensible a fluctuaciones del tipo de cambio.

Lo acontecido en el 2015 ilustra claramente este problema. La variable original (saldo de IED expresada en guaraníes) muestra un incremento marginal del 1,6% durante el año. Sin embargo, cuando se la convierte en dólares registra una caída significativa de casi el 20%. Durante ese año no existió un cese de actividades de un gran número de empresas extranjeras ni la salida abrupta de capitales foráneos del país. Esa caída abrupta, equivalente a casi un quinto de todo el saldo de la IED en el país, no refleja cambios en el sector real de la economía. Todo es simplemente un efecto contable por la variación del dólar norteamericano en ese periodo.

Una tercera particularidad es que metodológicamente el flujo de IED incluye los préstamos a las empresas extranjeras radicadas en Paraguay desde sus casas matrices. Esto está acorde a las mejores prácticas estadísticas internacionales y no contempla otro tipo de préstamos desde el exterior (por ejemplo, desde un banco radicado en otro país).

La reciente dinámica de la IED en Paraguay estuvo en parte explicada por la contratación (y posterior repago) de este tipo de deuda. Así, en el 2010 se contrataron préstamos por casi US$ 250 millones y en el 2013 se repagaron deudas por montos similares. Como resultado, la IED registra una suba importante en el primero de los años mencionados y baja sustancialmente en el segundo. Más específicamente, al contabilizar como IED esos préstamos, los flujos de IED explicados por capitalización de empresas y por reinversión de utilidades básicamente se duplicaron en el 2010 y se redujeron a la mitad en el 2013.

Desde un punto metodológico es impecable la contabilización de estos empréstitos de esta manera. Pero desde un punto de vista netamente económico, un préstamo es mucho más volátil y revela un «menor nivel de compromiso» que una inversión bajo la forma de capitalización de una empresa extranjera. En otras palabras, no son sustitutos perfectos, aunque desde el punto de vista estadístico se los trata de igual manera.

GENERACIÓN DE EMPLEO

Algo que no debemos de perder de vista es el tipo de IED que nos gustaría atraer como país. Todas son importantes de una u otra manera. Pero en un país como el nuestro, donde aún debemos combatir elevados índices de pobreza a través de la generación de empleo, aquellas inversiones que generen mayor mano de obra deberían tener algún grado de prioridad.

Las siguientes son dos empresas de IED reales en el Paraguay (pero por secreto estadístico debo reservarme los nombres). La empresa A tiene un patrimonio neto de US$ 77 millones y la empresa B de solo US$ 5 millones. Para los números macro, la instalación de la primera hizo elevar significativamente en su momento el flujo anual de IED mientras que la contribución de la segunda fue muy marginal.

El detalle está en que la segunda tiene 871 personas aseguradas en IPS y la primera solo 111. Sin menospreciar la importancia de la primera inversión (y de la mano de obra ocupada de manera indirecta), la segunda pareciera ser mucho más eficiente y deseable desde el punto de vista social. Entonces, la verdadera contribución económica y social de una IED va mucho más allá de los fríos números de su flujo o su saldo en millones de dólares.

Finalmente, es justo recordar que tan o más importante que la IED son las inversiones realizadas por las empresas nacionales. Estas inversiones alcanzan un nivel mucho más significativo en términos del PIB (y por lo general, generan más empleo) que la proveniente de la IED. Políticas públicas que no generen distorsiones de ningún tipo y que garanticen un marco de previsibilidad y estabilidad nominal, constituyen la mejor contribución del gobierno para ambos tipos de inversiones.

En conclusión, la evolución de la IED es importante para entender la dinámica económica de todo país. Pero su análisis debería ir un poco más allá del simple examen de su flujo anual expresado en millones de dólares o como porcentaje del PIB. Sin duda, es importante razonar sobre su monto, pero para ello deberían «neutralizarse» fluctuaciones derivadas de los efectos cambiarios.

Pero igualmente valioso es examinar en detalle algunas características de esta IED (capitalización de empresa versus empréstitos o generación de mano de obra derivada de la misma, por citar solo dos). No pocas veces, la calidad termina siendo mucho más importante que la cantidad.

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