Qué camino deben tomar las calificadoras de riesgo en el escenario actual

Crédito columna: Roberto Keil, presidente ejecutivo JCR LATAM Clasificadora de Riesgos. 

En un entorno de incertidumbre, las clasificadoras deben ponderar los factores que modificarían el rating de un emisor o empresa, entender que esta crisis no tiene su origen en el sistema financiero. Por ello, hacer pruebas de stress aplicando acontecimientos pasados es un error de base y poco útil para cualquier tipo de análisis que sea sostenible en el tiempo porque las pérdidas económicas y, sobre todo, las financieras son el producto de otra función. 

Utilizamos la expresión “cambio de paradigma” de Thomas Kahn Kuhn, físico y filósofo estadounidense, porque el medir con lo que fue válido ayer no lo será de aquí en adelante ya que la pandemia además de golpear la cadena de pagos, está generando la búsqueda de eficiencias basadas en tecnología, una mayor participación de los gobiernos en muchos ámbitos, por citar solo unos puntos relevantes para la realización de cualquier examen.

VISIÓN GENERAL

1- COVID-19 es parte de “… una familia de virus que pueden causar enfermedades como el resfriado común, el síndrome respiratorio agudo grave (SARS), y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS). En 2019 se identificó un nuevo coronavirus como la causa de un brote de enfermedades que se originó en China. Este virus ahora se conoce como el síndrome respiratorio agudo grave coronavirus (SARS-CoV-2) (1). La enfermedad que causa se llama enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19). En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que este brote de COVID-19 es una pandemia (2). Se produjo inmediatamente después de un periodo caracterizado por tensiones comerciales entre EEUU y China, la ralentización del crecimiento de China producto de estas tensiones y factores internos en un escenario global y de impacto casi inmediato para todas las economías que son socios comerciales de estos países. La crisis recién empieza y no existe precedente comparable.

2- Un antecedente histórico es la Fiebre Española causada por un brote del virus Influenza A del subtipo H1N1, reportó al paciente cero en los campamentos militares en EEUU llegando a Francia (primer caso detectado en agosto 1918) y de ahí se esparció por Europa donde se estima mató entre 20 y 40 millones de personas en un cortísimo periodo. El impacto no resultaría comparable con el COVID-19 porque se produjo en un periodo que coincidió con la parte final de la Primera Guerra Mundial (PGM) con economías severamente afectadas, donde el impacto no puede aislarse totalmente.

3- Por su parte, las crisis del 2008 y previamente la de 1929 (La Gran Depresión) fueron crisis financieras con impactos económicos que requieren ser evaluados exclusivamente en ese ámbito.

4- De acuerdo a Cepal, son cinco los canales que afectará en países de la región latinoamericana:

a) Disminución de la actividad económica de varios de los principales socios comerciales en las exportaciones de bienes de los países de la región.

b) Caída en la demanda de servicios de turismo, que impactaría más severamente a los países del Caribe.

c) Interrupción de las cadenas globales de valor.

d) Caída de los precios de los productos básicos. 

e) Mayor aversión al riesgo de los inversionistas y el empeoramiento de las condiciones financieras globales. 

Estos canales, en un escenario en el que no conocemos realmente el final, podrían llevarnos a un ciclo económico donde después de la caída vertiginosa de actividades (recesión) que resulta más que evidente (shock transitorio intenso), que se estimaría revierta en los próximos meses, recuperándose el mercado de capitales, la cotización de las materias primas y mejorando poco a poco la cadena de pagos. 

Es por esta intensidad que los gobiernos han venido incluyendo medidas de estímulo económico, fiscal y monetario, endeudamiento, que implican incrementar el gasto social, reducir la tasa de interés, suspensión de cobros de créditos bancarios o reprogramación de deuda, generación de programas de líneas de crédito para el pago de los salarios de las compañías, emisiones de deuda o acceso a líneas de organismos internacionales, entre otros. 

Las empresas y familias han venido reduciendo rápidamente la inversión y gasto y, por ende, el consumo. Estos agentes económicos serán más cautos en sus adquisiciones en el futuro. 

Utilicemos el siguiente caso: “Imagina eres un médico que necesita operar a varios soldados en un campamento del ejército que recibe de la noche a la mañana una carga intensa y permanente de bombas del enemigo (shock intenso) de distintos lugares (canales de transmisión del virus) y la defensa cuenta con una respuesta parcial (medidas de contención) esperando que llegue un mejor armamento (impacto positivo de medidas) y finalmente se logre desarmar o vencer al enemigo (vacuna). No te queda más que seguir adelante y operar ya que en algún momento terminará (medidas de estímulo)”. 

Llevada a la realidad, esta escena es lo que tenemos actualmente y la responsabilidad de los gobiernos, además de buenas intenciones, responde a actuar rápido para contener la pandemia, porque en el corto plazo es lo que corresponde.

En un escenario que perfila una tendencia de comportamiento en el futuro inmediato y en el presente ¿Cuál debería ser la labor de una clasificadora de riesgo? Es harto complicado para todos los agentes económicos y para quienes como nosotros clasificamos el riesgo de emisiones y empresas. 

Somos conscientes de clasificar el riesgo y que este debe ir más allá del riesgo de crédito tal como lo hacemos en JCR LATAM, pero ningún agente estimó la llegada de la pandemia y aún, partiendo de comparaciones a veces odiosas y poco claras, ninguno previó su impacto actual.  

Quienes trabajamos con estadísticas nos quedamos en las comparaciones de los eventos de cola que se han visto, donde lo que más se acerca es la Fiebre Española, ya que las dos crisis financieras anteriores solo ajustaron variables del paradigma en ese momento existente. A diferencia, COVID-19 está cambiando el paradigma.

En la labor de las clasificadoras, trabajamos haciéndonos algunas preguntas simples para sustentar un ajuste a la baja de un rating: ¿La situación empresarial no favorable puede ser estructural? ¿Responde a factores externos o internos? ¿La empresa está en condiciones de revertirla?  

La evaluación cuantitativa y cualitativa nos da un escenario que es el más probable, todo el análisis debe responder a un horizonte de largo plazo o mayor a uno puntual. Estas preguntas que son necesarias para examinar a una empresa tienen otro peso en este momento y necesitan ser aclaradas de la mejor manera, sobretodo porque ajustes aplicando la lógica anterior desvirtúan nuestro trabajo, modifican la clasificación a la baja y lo que es peor, profundizan y retroalimentan la crisis en el mercado.

Por eso es necesario que las clasificadoras de riesgo establezcamos una relación de preguntas aterrizadas a las empresas que clasificamos y que respondan como en el ejemplo del médico a la situación por la que atraviesan y las medidas que toman.

(1) www.mayoclinic.org

(2) Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena. Comunicado de prensa, 16 de marzo 2020

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