Oficinas versus teletrabajo: cuidado con los falsos gurúes

Crédito columna: Alejandro Kladniew, socio gerente de Paraguay Development SRL.

Una de las cosas que han pasado en los últimos años y en muchos casos se potencializaron en la pandemia, son las opiniones  y posiciones extremas de todo tipo. A mi juicio ese tipo de posturas son por demás preocupantes, no solo generan grietas y enfrentamientos, se trate del tema que se trate, sino que suelen simplificar temas por demás complejos, generando supuestas soluciones o respuestas fáciles y lineales, que más que aclarar confunden.

Entre tantas opciones de este tipo, también las hubo respecto al tema del teletrabajo y del uso de oficinas. Decenas de supuestos “especialistas”, sociólogos, economistas, periodistas, psicólogos, etc., manifestaron al comienzo de la pandemia y de las diferentes cuarentenas del mundo que prácticamente las oficinas eran cosas del pasado y que en el nuevo mundo iba a reinar el teletrabajo.

En mi doble condición de ser alguien que ha trabajado vinculado a recursos humanos y que en la actualidad es desarrollador de proyectos inmobiliarios, me pareció un tema fascinante que me generaba un interés particular de indagar.

Uno de mis hijos trabaja para una de las empresas más grandes de nuestro continente de venta digital y comenzó a trabajar con teletrabajo a comienzos de la cuarentena. No solo él, sino que la mayoría de sus compañeros están totalmente deseosos de volver a sus oficinas.

La empresa les ha sumado relevantes beneficios durante esta especial época, pero ni esa ventaja compensa la necesidad de encontrarse con los compañeros y de establecer que un espacio es el del hogar y otro muy diferente es el del trabajo.

También me he ocupado de hablar con decenas de colegas y amigos que están saturados del teletrabajo, ya sea porque estar tantas horas frente a una computadora les resulta por demás estresante y desgastante, como porque les resulta complicado trabajar en medio de su propia casa, guardando la energía, dedicación y concentración que demanda su tarea.

En ningún caso creo que se trata de un tema pendular. Desde mi punto de vista, lo que se viene es una combinación del trabajo presencial con el teletrabajo en múltiples e interesantes formas que van a mejorar la calidad de vida de los trabajadores y también van a mejorar los resultados del trabajador para la empresa.

Es muy posible que esto pueda variar según las diferentes culturas particulares, pero considero que dentro de los países en donde se valoran el contacto con los otros y las relaciones sociales, se establecerá un modelo que contemple lo digital y presencial. Y esto le cabe, particularmente, a toda nuestra región.

Es muy interesante el texto que publicó el diario El País de España:

“Los muertos que ustedes matan gozan de muy buena salud”, bromea José María Peiró, catedrático en psicología del trabajo e investigador residente en el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, “la oficina está atravesando más bien un periodo de transformación profunda que le permitirá adaptarse mejor a las nuevas necesidades del mercado laboral”. Peiró traza un futuro de “jornadas flexibles, tanto en espacios como horarios, y equipos que trabajarán por objetivos sustituyendo cada vez más la cultura del control por la de la cooperación, la implicación y la confianza”.

En este contexto, es de prever que “seguirá existiendo un espacio físico de reunión y puesta en común de proyectos y objetivos, pero lo que cada vez tiene menos sentido y va camino de desaparecer es el profesional anclado a su escritorio con un horario rígido y sometido a jerarquías abusivas y normas arbitrarias que atentan contra su bienestar, su salud y su productividad”.

No me cabe duda que empleados y empresas podrán ganar en flexibilidad, opciones y autonomía con un modelo mixto y que habrá empleados que seguramente no aceptarán empleos que no contemplen este tipo de convenio.

A mi juicio empresas que opten por opciones rígidas, ya sea que solo propongan trabajar por teletrabajo o solo en sus oficinas, achicarán sus posibilidades de elegir recursos humanos calificados.

Finalmente, lo que nos trajo la pandemia no es una revolución, sino una evolución, que amplía encuadres y espacios, que nos da más opciones y posibilidades y donde seguramente esto implicará una mejora en la calidad de vida y del trabajo.

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