Un nuevo momento de Bretton Woods

Crédito columna: Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

1. Introducción: “La hermandad de la humanidad”

Antes que nada, quisiera agradecer al Dr. Ernest Kwamina Addison por sus excelentes observaciones y contribuciones como Presidente de la Junta de Gobernadores del FMI.

Para reflexionar sobre la drástica transformación que ha sufrido el mundo en este último año, hice una visita a Bretton Woods, New Hampshire, donde 44 hombres firmaron nuestro Convenio Constitutivo en 1944. Nuestros fundadores se enfrentaron a dos tareas enormes: abordar la inmediata devastación causada por la guerra, y a la vez sentar las bases de un mundo más pacífico y próspero.

En la clausura de la conferencia, John Maynard Keynes recalcó la importancia de la cooperación económica internacional como esperanza para el mundo. “Si podemos continuar… La hermandad del hombre vendrá a ser más que una frase”, dijo.

En un momento en el que esperamos dar la bienvenida a Andorra como nuestro 190.o miembro, la labor del FMI es testamento de los valores de cooperación y solidaridad que hermanan a la mujer y al hombre en su humanidad común.

En la actualidad nos enfrentamos a un nuevo “momento” de Bretton Woods. Una pandemia que ya ha costado más de un millón de vidas. Una catástrofe económica que reducirá la economía mundial un 4,4% este año y que restaría US$ 11 billones al producto de aquí al próximo año. Y una indescriptible desesperación humana ante la enorme perturbación y el aumento de la pobreza, por primera vez en décadas.

Una vez más, nos enfrentamos a dos tareas enormes: luchar contra la crisis hoy y a la vez construir un mañana mejor.

Sabemos qué medidas deben adoptarse inmediatamente. Una recuperación económica duradera solo es posible si logramos superar la pandemia. Las medidas sanitarias deben seguir siendo una prioridad. Los insto a respaldar la producción y distribución de terapias y vacunas eficaces para garantizar que todos los países tengan acceso.

También los insto a continuar el apoyo a los trabajadores y las empresas hasta que logremos una salida duradera a la crisis sanitaria.

Hemos sido testigos de medidas fiscales a escala global por USD 12 billones. Los principales bancos centrales han ampliado sus balances en USD 7,5 billones. Estas medidas sincronizadas han evitado el destructivo círculo vicioso macrofinanciero de crisis anteriores.

Pero casi todos los países siguen viéndose afectados, en especial las economías de mercados emergentes y en desarrollo. Y, si bien el sistema bancario mundial contaba con fuertes reservas de liquidez y capital cuando comenzó la crisis, existe un grupo de bancos débiles en muchos mercados emergentes. Debemos adoptar medidas para evitar la acumulación de riesgos financieros a mediano plazo.

Nos enfrentamos a lo que llamo Un largo camino cuesta arriba para la economía mundial, una escalada que será difícil, desigual e incierta, además de propensa a contratiempos.

Pero es un camino hacia arriba. Además, tendremos la oportunidad de abordar algunos problemas persistentes: la baja productividad, el lento crecimiento, las grandes desigualdades, una amenazante crisis climática. No nos limitemos a reconstruir el mundo anterior a la pandemia. Podemos construir con miras al mañana, pensando en un mundo más resiliente, sostenible e inclusivo.

Debemos aprovechar este nuevo momento de Bretton Woods.

2. Construir un futuro mejor: Tres imperativos

¿Cómo? En mi opinión, los imperativos son tres.

En primer lugar, las políticas económicas adecuadas. Lo que era cierto en Bretton Woods aún lo es hoy. Las políticas macroeconómicas prudentes y las instituciones sólidas son fundamentales para el crecimiento, el empleo y la mejora de los niveles de vida.

No hay un solo enfoque que sirva para todos los casos: las políticas deben adaptarse a las necesidades de cada país. El apoyo seguirá siendo fundamental durante algún tiempo. Retirar este apoyo demasiado pronto amenaza con provocar graves daños económicos no justificados. La forma adecuada de este apoyo estará determinada por la etapa de la crisis: por lo general un apoyo más amplio en etapas tempranas, y más focalizado a medida que los países empiezan a recuperarse.

Los marcos sólidos a mediano plazo de las políticas monetaria, fiscal y financiera, así como las reformas para impulsar el comercio, la competitividad y la productividad, pueden contribuir a generar confianza para las medidas de política ahora, y al mismo tiempo fortalecer la resiliencia tan necesaria para el futuro.

Esto incluye vigilar con atención los riesgos que presenta un nivel de deuda elevado. Prevemos que los niveles de deuda en 2021 aumenten significativamente, hasta alrededor de 125% del PIB en las economías avanzadas, el 65% del PIB en las economías de mercados emergentes y el 50% del PIB en los países de bajo ingreso.

El FMI otorga alivio de la deuda a sus miembros más pobres y, junto con el Banco Mundial, apoyamos la prórroga por parte del G20 de la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda.

Además de esto, cuando la deuda sea insostenible, debe reestructurarse sin demora. Debemos avanzar hacia una mayortransparencia de la deuda y la mejora de la coordinación entre acreedores. Los debates del G20 sobre un Marco común de reestructuración de la deuda soberana son alentadores, así como nuestro llamamiento para mejorar la arquitectura de resolución de la deuda soberana, incluida la participación del sector privado.

Estamos aquí para nuestros países miembros, respaldando sus políticas.

Y las políticas deben beneficiar a la gente: el segundo imperativo.

Para cosechar todos los frutos de una política económica sólida, debemos invertir más en la gente. Esto significa proteger a los vulnerables. También significa reforzar el capital humano y físico para apuntalar el crecimiento y la resiliencia.

La COVID-19 ha subrayado la importancia de que los sistemas de atención de la salud sean sólidos.

El aumento de las desigualdades y el rápido cambio tecnológico demandan sistemas de educación y capacitación sólidos para crear mayores oportunidades y reducir las disparidades.

Acelerar el paso para lograr la igualdad de género puede cambiar las reglas de juego a nivel mundial. En los países con mayor desigualdad, cerrar la brecha de género podría incrementar el PIB en un promedio de 35%.

E invertir en nuestros jóvenes equivale a invertir en nuestro futuro. Además de acceso a servicios de salud y educación, también necesitan acceso a Internet, porque esto es lo que les da acceso a la economía digital, tan esencial para el crecimiento y el desarrollo en el futuro.

Ampliar el acceso a Internet en un 10% de la población en África subsahariana podría aumentar el crecimiento del PIB real per cápita en hasta 4 puntos porcentuales.

La digitalización también aporta inclusión financiera como herramienta valiosa para superar la pobreza.

Así como la pandemia ha demostrado que ya no podemos ignorar las precauciones necesarias en materia de salud, tampoco podemos permitirnos ignorar el cambio climático, el tercer imperativo.

Nos centramos en el cambio climático porque es una cuestión crítica en términos macroeconómicos que plantea graves amenazas para el crecimiento y la prosperidad. También es una cuestión crítica para las personas y para el planeta.

En la última década, los daños directos causados por desastres relacionados con el clima ascienden a alrededor de USD 1,3 billones. Si esta crisis sanitaria nos parece mala, la crisis climática nos parecerá mucho peor.

Nuestros estudios muestran que, con la combinación adecuada de inversión verde y precios más altos del carbono, podemos preparar el camino para lograr emisiones cero de aquí a 2050 y a la vez ayudar a crear millones de nuevos empleos.

Tenemos una oportunidad histórica para construir un mundomás verde, y también un mundo más próspero y con abundante empleo. En un contexto de tasas de interés bajas, realizar las inversiones adecuadas hoy puede producir un cuádruple dividendo mañana: evitar pérdidas futuras, estimular el crecimiento económico, salvar vidas y generar beneficios sociales y ambientales para todos.

3. El papel del FMI

En el FMI, estamos trabajando incansablemente para respaldar una recuperación duradera, y un futuro resiliente en el que los países se adapten a la transformación estructural impulsada por el cambio climático, la aceleración digital y el auge de la economía del conocimiento.

Desde que comenzó la pandemia, hemos sobrepasado los USD 100.000 millones en compromisos de préstamo, y aún tenemos recursos sustanciales de nuestra capacidad de préstamo total de USD 1 billón.

Continuaremos prestando una especial atención a las necesidades urgentes de las economías de mercados emergentes y los países de bajo ingreso, especialmente los Estados pequeños y frágiles, ayudándolos a pagar a médicos y enfermeras y a proteger a la gente y los sectores más vulnerables de sus economías.

Hemos podido actuar de esta forma sin precedentes solo gracias al generoso apoyo de nuestros países miembros. La duplicación de los Nuevos Acuerdos para la Obtención de Préstamos y una nueva ronda de acuerdos bilaterales de préstamo permiten mantener esta capacidad financiera. Los países miembros también realizaron contribuciones esenciales al Fondo Fiduciario para Alivio y Contención de Catástrofes y el Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza.

Esto nos ha permitido apoyar a nuestros países miembros de bajo ingreso con alivio de la deuda y triplicar nuestros préstamos concesionarios. Estamos dialogando con los países miembros para aumentar aún más nuestra capacidad de préstamos concesionarios, adaptar nuestros instrumentos de crédito e incrementar nuestro apoyo para el fortalecimiento de las capacidades.

El personal técnico del FMI trabaja día y noche, y su trabajo ha sido magnífico durante esta crisis. Quisiera expresarles mi sincero agradecimiento y también al equipo que me acompaña en la Gerencia del FMI.

También quisiera expresar mi profundo agradecimiento a los directores ejecutivos, que han estado presentes en cada etapa del camino que hemos transitado en los últimos seis meses.

4. Conclusión: Aprovechar el momento

El mejor homenaje que podemos brindar a quienes han perdido la vida en esta crisis es, en palabras de Keynes, esa “enormidad ”, es decir, construir un mundo más sostenible y más equitativo.

Nuestros fundadores así lo hicieron. Y ahora es nuestro turno. ¡Este es nuestro momento!

Washington, DC. Jueves, 15 de octubre de 2020.

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