Una cosa es el “qué” y otra el “cómo”: el horizonte de Javier Milei o para dónde va Argentina

Crédito columna: Alejandro Kladniew, socio gerente de Paraguay Development SRL.

Más o menos podemos definir claramente el “qué” de las políticas que querrá implementar el nuevo presidente de la Argentina.

Entre las más relevantes se encuentran: la baja del déficit fiscal, apertura de mercados, baja de impuestos, un solo tipo de cambio, achicamiento de los cargos políticos, privatización de empresas públicas, planes sociales sin ningún tipo de intermediación partidaria, política y/o grupal, obra pública a través de la inversión de capitales privados o a lo sumo, mixtos; todas en línea con una clara política liberal donde el mercado regule y los privados tengan protagonismo. Ambas cosas en las antípodas del gobierno saliente que pretendía regular desde el Estado la economía y a otras áreas de la vida.

Más allá de los exabruptos, algunas exageraciones y también dislates tales como “la venta libre de órganos”, por ejemplo; debemos decir que la mayoría de la gente votó claramente por un cambio, aunque esto se haya dado finalmente en un ballotage.

Sin embargo, y a pesar de este triunfo, Milei cuenta con una enorme resistencia producto -en gran parte- de aquellos que se han beneficiado y se benefician aún con el modelo del Estado “hiperpresente”. Nos referimos a sindicatos, políticos, organizaciones que manejan los planes sociales, empresas y empresarios vinculados a contratos con el Estado, personal de empresas públicas, partidos políticos claramente opositores, entre otros grupos de poder.

Un gran escollo para Milei es que no tendrá mayoría en ninguna de las dos cámaras, aun si logra tejer alianzas con espacios políticos afines a sus ideas y gran parte de sus reformas deben indefectiblemente pasar por la legislatura.

Por otra parte, el aparato sindical que acompañó pasivamente el periodo anterior -que deja más de un 40% de pobreza y una inflación récord a nivel mundial- ya comenzó a amenazar con paros, huelgas y movilizaciones.

En las provincias, gobernadores salientes dejan enormes deudas sin pagar y han contratado nuevos miles de empleados que no será fácil despedir. Los movimientos sociales, los llamados “piqueteros” -que impiden la libre circulación de los ciudadanos casi cada semana- dejaron en claro que se opondrán a cualquier ajuste o cambio de las reglas actuales. Es decir, Milei tiene un serio inconveniente con el “cómo”, que posiblemente sea el desafío más importante que deberá sortear para lograr en parte sus promesas de campañas.

Como vemos, no solo se trata de una disputa de carácter ideológico, sino también de salvaguardar privilegios o intereses de tipo individual y sectorial, porque quizás salvo en algunos líderes sociales, sindicales y políticos, el resto de los potenciales afectados por los cambios que propone Milei son claramente beneficiados de la llamada “teta” del Estado.

La mayoría de quienes dicen defender a los más débiles, en realidad han llevado una vida más que confortable respecto a las penurias de estos, que sigue -lamentablemente- en aumento hasta la fecha y es lo que Milei ha denunciado en toda su campaña y casi nadie ha podido empíricamente objetar.

Argentina tiene una enorme necesidad de atraer inversión privada para salir del estado actual de la economía, sin inversión no es posible ningún crecimiento.

¿Podrá Milei sortear todos los obstáculos que tiene y convocar al capital privado nacional y extranjero que vuelva a confiar en el país, siendo que se requieren inversiones no especulativas y de largo plazo?

¿Será posible administrar razonablemente la conflictividad social y política que supondrá generar cambios que amenazan intereses profundamente enraizados en sectores con poder y recursos de movilización popular?

¿Tendrá Milei es sus equipos de trabajo gente idónea que no solo requiere conocimiento técnico, sino un alto manejo de política para lograr acuerdos básicos entre la mayoría de los actores sociales?

Escuché hace poco tiempo una frase que me pareció altamente sabia e ilustrativa “No es lo mismo ver un mapa, que ir al territorio”; una forma más sofisticada del tan conocido dicho que “El papel aguanta todo”. Milei necesita urgentemente operar eficazmente en el territorio, y ese territorio está minado.

En relación con Paraguay, entiendo que debería haber una mejor comunicación, cooperación y comprensión entre ambos gobiernos, porque comparten -en parte- una visión de la economía, del libre mercado y de sus aliados internacionales.

No me cabe duda que posiblemente bajen las actuales tensiones entre ambos países y se podrían dar las condiciones para avanzar en temas conflictivos tales como: el peaje de la hidrovía, los pagos de energía por Yacyretá, la reapertura del paso limítrofe entre Ituzaingó-Ayolas, entre otros temas puntuales.

Milei ciertamente ha renovado -por lo menos para una gran parte de la población y para parte del mundo occidental- la esperanza que Argentina salga de su decadencia -lo cual no es poco. Pero esto es sólo el comienzo de un camino que claramente no será “un jardín de rosas”. Los próximos meses serán cruciales para develar estas incógnitas.

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