Colaboración Público-Privada: factor determinante en el proceso de desarrollo

 

*Crédito columna: Diego Duarte Schussmuller

*Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP)

Desde siempre, pero últimamente con mayor insistencia, se habla de la necesidad de fortalecer la cooperación entre estamentos públicos y privados para avanzar en el establecimiento de instituciones y políticas públicas sólidas que, por sobre todo, permitan atender las crecientes demandas diarias de la ciudadanía, trabajar en un marco de previsibilidad e ir colocando al país en una senda de crecimiento que se conecte con los rápidos y constantes cambios que va experimentando la economía mundial, y que, a su vez, contribuyan a mitigar diferentes riesgos asociados al país.

Un interesante estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en setiembre de 2014, titulado “Cómo Repensar el Desarrollo Productivo: Políticas e Instituciones Sólidas para la Transformación Económica”, resalta la importancia e implicancias de generar coordinaciones entre los sectores público y privado como factores que coadyuvarían a avanzar en procesos de desarrollo que no se reduzcan únicamente a procesos de industrialización, sino que abarquen un contexto más amplio de la economía.

Otro libro reciente del mismo organismo, titulado “Two to Tango: Public – Private Collaboration for Productive Development Policies”, analiza las características de las colaboraciones público – privadas y presenta experiencias concretas de países de la región.

En el momento actual del Paraguay y la región, en el que la mayoría de países experimenta desaceleraciones económicas debidas, en gran medida, a factores externos vinculados a la finalización del superciclo de precios de commodities, adquieren especial relevancia las opciones que un país como el nuestro puede activar por cuenta o iniciativa propia. Y es aquí donde sería conveniente que se potencien las colaboraciones entre los sectores público y privado en ciertas áreas específicas, pasando de las palabras a propuestas concretas que conlleven la conformación de equipos de trabajo y la búsqueda de resultados.

Históricamente, y en coincidencia con aspectos señalados en los estudios citados, en el Paraguay no se han tenido lugar muchas experiencias de colaboraciones público – privadas, con excepción, quizás, de la Comisión Interinstitucional para la Erradicación de la Fiebre Aftosa (CIEFA), que se desempeña como organismo de apoyo al Servicio Nacional de Calidad de Salud Animal (SENACSA) en la ejecución del programa de erradicación de la referida dolencia animal; o de la Ley de “Fomento de la Vivienda y Desarrollo Territorial” aprobada recientemente por el Congreso Nacional, que ha contado con el decidido apoyo del sector privado a través de la Cámara Paraguaya de Desarrolladores Inmobiliarios (CAPADEI).

En el Paraguay se observa una importante desconexión entre los sectores público y privado, incluyendo a la academia, cuyas causas pueden ser variadas y coincidentes con las situaciones que marca la literatura referenciada:

  1. Pareciera reinar la visión del Estado paternalista que debe proponer, impulsar y gestionar, de forma casi solitaria, las iniciativas de desarrollo o reformas, sin que existan propuestas proactivas concretas por parte del sector privado, salvo honrosas excepciones. Como ejemplo se podría mencionar el proyecto de ley que regula los fondos de pensiones que, a pesar de su alta importancia para el país, no ha contado con el apoyo o acompañamiento decisivo del sector privado, cuando los beneficios de una adecuada regulación podrían alcanzar a amplios sectores de la población, incluyendo obviamente al sector privado.
  2. En sucesivos gobiernos se ha visualizado que lo urgente ha primado sobre lo importante en términos generales, lo que ha limitado la capacidad de establecer espacios de colaboración o equipos de trabajos específicos para concretar planes estratégicos o reformas en un espacio de tiempo prudencial. Esto probablemente ha desmotivado a diferentes actores del sector privado a presentar propuestas o a involucrarse en determinados proyectos.
  3. También la desconfianza limita las posibilidades de asociación en nuestro país. Pues, en primera instancia se tiende a dudar de las intenciones de una propuesta y se supone que tal vez beneficiará exclusivamente a un determinado grupo o sector.
  4. Los gremios empresariales tienden a enfocarse en el análisis y defensa de intereses o problemas concretos de forma reactiva, y no en aportar recursos humanos y financieros que permitan generar propuestas innovadoras, concretas y realizables, que impacten positivamente en la economía y, de paso, beneficien al mismo gremio. Quizás dicha situación tenga su explicación en el desinterés por afectar un statu quo que, con sus ineficiencias, genera igualmente retornos razonables a un determinado sector, aplazando beneficios para varios otros sectores.
  5. Probablemente, haría falta articular coordinaciones a nivel país entre diferentes gremios y actores de la sociedad civil para echar a andar procesos de diálogos público privados que desemboquen en reales y significativos procesos de desarrollo de políticas públicas, que además sean creíbles y sostenibles más allá de los tiempos políticos.

El Paraguay atraviesa años que podrían ser claves en su desarrollo.  Sería bueno que los sectores público y privado aúnen esfuerzos para llevar a cabo reformas que destraben ciertos cuellos de botella de nuestro desarrollo y sacar provecho de nuestra localización geográfica estratégica, de las ventajas comparativas con relación a países como Brasil y Argentina en términos de costos de producción, y de la demanda que nuestros productos agrícolas seguirían teniendo en el resto del mundo.

Comentarios