Imposición a productos “Estrella”

 

*Crédito columna: Ricardo Rodríguez Silvero. 

*Publicada en la edición impresa de revista Plus Mayo 2016.

Toda política fiscal debe ser lo suficientemente flexible para poder ejercer no solamente su rol de abastecer con fondos suficientes al Presupuesto General de la Nación y gastarlos e invertirlos bien sino también para brindar seguridad jurídica, justicia social y equilibrio ecológico.

Además debe acompañar interactivamente el desempeño de la economía, incentivando su reactivación en épocas de recesión o estancamiento o caída del crecimiento así como frenando el sobre-calentamiento de la misma durante épocas de auge, es decir disminuyendo en este último caso las altas tasas de aumento en la producción de bienes y servicios.

La política tributaria es la espina dorsal de la política fiscal. Con ella se debe conseguir recaudación suficiente para financiar la política de gastos e inversiones del sector público. La mentada flexibilidad hace referencia a la capacidad presupuestaria y administrativa para financiar con ella la existencia del Estado Social de Derecho (1)  así como la política anti-cíclica, con la que estimular mayor crecimiento de la economía o desestimularlo.

En el marco de ese contexto, la política fiscal y –dentro de ella- la política tributaria no son sólo variables técnicas. Dependen del contexto político-partidario, de las mayorías legislativas así como de la situación de la economía local e internacional, de la fortaleza de las instituciones y en sentido amplio de la mentalidad de la ciudadanía, en términos de corrupción e impunidad así como auto-asignación de remuneraciones siderales en los altos cargos públicos.

Si el sistema vigente es mega-corrupción e impunidad tolerante, no se puede esperar que ese mismo sistema las supere. Se necesitan masa crítica y mayorías extra-sistémicas que permitan ir superándolas de a poco pero radicalmente de forma que en el mediano y largo plazo sean reducidas a la mínima expresión posible.

Flaquezas

Por otro lado, los escuálidos recursos del Estado en las arcas de Hacienda se reducen aún más si imperan estrategias seudo-legales para la mencionada auto-asignación de remuneraciones siderales en los altos cargos públicos.

Los mismos beneficiarios de estas asignaciones extraordinarias son los que se hallan aprobándolas permanentemente. En los últimos tiempos, la ciudadanía ha sido testigo de cómo, ante la exigencia legal de transparencia en los gastos públicos, los beneficiarios de las mismas se encargaron de incorporar su inmensa mayoría dentro de la así llamada “matriz salarial”, con lo cual creen haber encontrado la forma de volverla inexpugnable a las críticas de la ciudadanía alerta.

Ante dichas corrupción e impunidad, que fomentan estafas permanentes al erario público, así como ante dichas auto-asignaciones en remuneraciones exorbitantes, que lo horadan, obviamente el Ministerio de Hacienda se queda reiteradamente sin recursos suficientes.

A esto hay que agregar la masiva evasión tributaria, que estimativamente representa el 40% de la recaudación potencial, y el mega-contrabando de mercaderías de comercialización expresamente prohibida así como de bienes de consumo, bienes intermedios y de capital. Estos últimos necesita la economía para salir adelante.

En cuanto al contrabando y evasión impositiva hay un grave problema de gestión de la Subsecretaría de Estado de Tributación, de las Aduanas de la República y del Ministerio de Industria y Comercio MIC. Una cosa es que la economía sufra ante una evasión pequeña y que el contrabando represente sólo una parte reducida del comercio exterior. Pero otra cosa totalmente distinta es que las magnitudes de ambos sean inusitadamente grandes. Este es el caso de Paraguay, también hoy en día.

Como si todo eso fuera poco, la economía se halla literalmente lacerada por lavado de dinero y por narcoterrorismo, ambos también de un auge impresionante. El lavado de dinero tiene que ver en gran parte con recursos de origen ilegal, provenientes precisamente de los mencionados mega-contrabando y de la gigantesca evasión tributaria.

También tiene que ver, en magnitudes considerables, con el dinero sucio o sangriento, proveniente de extorsión, secuestro, tortura y asesinato de las víctimas del narco-terrorismo.

Contexto

En ese escenario, ilegal y cruento, el recurso a la debilidad del sistema financiero paraguayo, con sus escasos controles; a la Zona de las Tres Fronteras así como a la banca off shore, a las empresas-portafolio y a los paraísos fiscales está a la orden del día.

Obviamente, en ese contexto la inseguridad es alarmante. Se puede perder parte o todos los fondos depositados en esas condiciones y lugares así como no tener la menor idea de lo que tales bancos off shore y paraísos fiscales hacen con los fondos recibidos. Lo más probable es que ellos sean destinados también a fines non sanctos.

Estos son problemas estructurales, es decir de larga data y de fuerte arraigo. No se los podrá superar en el corto plazo. De forma que el mayor problema, además de carácter urgente, es cómo hará el Ministerio de Hacienda, en dichas condiciones, para organizar más recursos.

Una de las posibilidades, de la que se está haciendo ya uso, es la emisión de bonos del Estado. A través de ellos, el coeficiente del endeudamiento público ha saltado de aproximadamente 13% a cerca del 22% en los últimos años.

El nivel de endeudamiento todavía es razonable hoy en día, pero se puede volver no manejable en el futuro cercano si, como es probable, Hacienda sigue sin reducir sustancialmente corrupción e impunidad y tampoco auto-asignación de remuneraciones siderales en los altos cargos públicos.

Lo que en términos concretos significa: sin reducir sustancialmente ni el mega-contrabando ni la evasión tributaria ni el lavado de dinero ni el narcoterrorismo.

Necesidad de dinero

El endeudamiento externo tiene sus condicionamientos en su aplicación y por lo tanto no se lo puede utilizar a mansalva para financiar gastos corrientes ni urgencias imprevistas de Hacienda. Ergo, el fisco necesita de inmediato recursos adicionales para financiarlos hoy, no mañana. Esta es una expresión metafórica. Pero lo cierto es que Hacienda necesita dinero ahora mismo y también en el corto, mediano y largo plazo.

Para obtenerlo, el ministro de Hacienda necesita previamente mayorías político-partidarias y legislativas con el fin de realizar ciertas reformas, entre ellas la financiera y la tributaria, a los efectos de lograr de inmediato más recursos públicos.

Suponiendo que las tuviera, Hacienda debería mejorar primero su gestión y ya mismo, junto con Aduanas y el MIC, de forma a reducir significativamente la evasión tributaria y el contrabando. Pero simultáneamente debería presentar al Congreso sendos proyectos de Ley para modificar el IVA de forma a generalizarlo más y el IRACIS de forma a aumentar la tasa adicional para la distribución de utilidades.

Propuesta

Mi propuesta sería uniformar en una sola tasa las dos existentes actualmente para la misma, pero a mayor nivel: hoy en día, por encima del 10%, las ganancias están gravadas con el 5% cuando la distribución de las mismas tiene por destinatarios a accionistas con residencia en el país y con el 15% si los mismos residen en el extranjero.

Se debería unificar ambas tasas en el 15% y así tener una sola tasa adicional. De esta forma, el IRACIS tendría la tasa del 10% sobre ganancias para las reinvertidas en la empresa y 15% sobre el saldo del 90% para las distribuidas, con lo cual la tasa efectiva para esta última sería el 13,5%. La tasa efectiva total sumaría así 23,50%. Todavía sería menor que las usuales en esta región sudamericana y en el resto del mundo.

En el interín, suponiendo que el Ministro de Hacienda sigue contando con mayorías político-partidarias y legislativas a favor, se pueden establecer tasas mucho más elevadas del Impuesto Selectivo al Consumo sobre tabaco y derivados así como sobre bebidas alcohólicas. Se sabe que ambos productos son altamente adictivos, ocasionando graves problemas de salud a sus consumidores consuetudinarios.

En el caso del tabaco y derivados, accidentes cardio-vasculares y cáncer son las enfermedades más frecuentes, ocasionando más tarde o más temprano la muerte de los que fuman en exceso así como de los fumadores pasivos. Por otro lado, el exceso en el consumo de bebidas alcohólicas es el principal causante de la violencia doméstica y de los accidentes de carretera, frecuentemente con víctimas fatales.

Actualmente, con las tasas del ISC más bajas del continente, la política tributaria se halla fomentando el consumo de tales productos adictivos. El costo de las instancias públicas involucradas para tratamientos de enfermedad, en el caso del tabaco y cigarrillos, así como para reparaciones de alumbrado público, paseos centrales, aceras y postes eléctricos, en el caso de los accidentes por consumo excesivo de alcohol, termina siendo mucho más alto, en los respectivos Ministerio de Salud así como Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones junto con los Municipios, que la recaudación que brinda el ISC sobre estos productos adictivos. Es decir, hay pérdida neta en el presupuesto público de dichas instancias del Estado.

Problemas de gestión

Por otro lado, hay que hacer hincapié en el grave problema de gestión de la SET en el control del cumplimiento de las normas vigentes. Es increíble que hasta ahora las actividades de los clubes de futbol y de los futbolistas, que se hallan gravadas por el IVA, sigan sin proporcionar ingresos a Hacienda. No lo pagan?!

Tampoco es razonable seguir manteniendo el subsidio tributario con el IVA del 4% a las ensambladoras de motos. También hay que ver cómo aumentar el IVA agropecuario del 5% al 10% cuando no se trata de pequeños productores ni de productos en estado natural ni de aquellos destinados a la canasta básica de bienes de consumo.

La evasión tributaria, además, estimada en los grandes productores y exportadores agropecuarios así como en las empresas transnacionales sigue siendo alarmante. Estas últimas utilizan el complicado sistema de “precios de transferencia” para registrar sus utilidades en aquellos países, incluidos los paraísos fiscales, de forma tal que terminan abonando “legalmente” menos impuestos.

Sin embargo, como el Ministerio de Hacienda no tiene ni mayorías político-partidarias ni legislativas a favor de dichas reformas, al titular de esa cartera de Estado no le queda otra alternativa que aplicar aumentos de tasas de impuestos sobre aquellas personas físicas y jurídicas con menos capacidad de defensa o de evasión. Es lo que se halla haciendo actualmente.

Dentro de este contexto y desde la óptica de la justicia tributaria, lo menos que se puede hacer transitoriamente es aumentar la imposición, de una forma u otra, sobre los “productos-estrella”, tales como ciertos cereales y la carne vacuna.

Pero si tampoco el Poder Ejecutivo tiene voluntad política para hacerlo, dentro del Estado de Derecho en democracia no hay otra alternativa que seguir trabajando en más y mejor educación e información para ir articulando masa crítica que con el tiempo pueda imponerse en favor de mayor justicia tributaria en nuestro país.

(1) Ver columna del mismo nombre el sábado 1º de mayo de 2016 en el diario Ultima Hora de Asunción

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