Rescate financiero campesino o Another Bleff on The Wall

* Crédito columna: René Horvath.

Este miércoles anunciaba el ministro de Agricultura y Ganadería, Juan Carlos Baruja, que en un esfuerzo conjunto con un grupo de bancos privados, se da corte y solución al problema de la deuda campesina, sin condonación alguna.

La solución presentada por el gobierno Cartes, menciona entre 20 y 30 millones de dólares, con tasas de entre 6% y 10% de interés y con dos años de gracia. Sin condonación alguna, refinanciamiento.

Es interesante ver que en tiempos electorales es importante que el discurso agrade tanto a unos como a otros, así sean tan antagónicos como los subsidiaristas y los tributantes. Porque seamos claros, los contribuyentes estamos hartos de condonaciones y subsidios selectos.

De hecho, estamos hartos de condonaciones y subsidios a cualquiera, selectos o no, solo que los «selectos» ya nos hastiaron. Es así que el señor ministro aduce que la gran solución es dotarle al sector campesino este «selecto» rescate financiero en las condiciones ya mencionadas.

Obviaré referirme a la hipócrita postura de los bancos privados, ya que ellos solo juegan su rol, y créanme, nada tiene de caridad ni cooperativismo. Solo que hubiera sido elegante evitar ese rol de Robin Hood y quedarse callados nomás a un costadito.

Lo que el señor ministro evita mencionar o desconoce, es que al no incorporar criterios de educación y planificación financiera a este «rescate financiero», el mismo no es otra cosa que el simple y llano subsidio y condonación de la deuda. Pasaré a explicar.

Se pretende que el campesino planifique su producción y economía a partir de hoy en más, ya que tiene dos años de plazo para generar riquezas que le permita (a) subsistir; (b) afrontar su capital operativo para la presente y futura zafra; y (c) ahorrar para hacer frente al servicio de la deuda.

Mi predicción es que de aquí a tres años, una vez vencidos los años de gracia y al tener que saldar la primera cuota del «financiamiento, no subsidio», tendremos de vuelta manifestaciones y cierre de calles en Asunción, porque el señor campesino consumió todos los recursos otorgados por este plan y no tiene cómo afrontar la deuda.

Ergo: por falta de conceptualización efectiva en el proyecto, se presenta un hermoso plan de rescate financiero que no es más ni menos que subsidio de nuevo. El campesino no es un paraguayo diferente y el ahorro y la planificación, simplemente no está en nuestro ADN.

Lo que se dice: por más que de seda se vista, mona se queda.

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