Lo que sabemos y lo que no sabemos de la inversión extranjera

* Crédito columna: Fernando Masi, director del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP). 

La inversión extranjera directa en el Paraguay dio un salto muy importante desde la segunda mitad de la década pasada. Sin embargo, los datos oficiales no ayudan a entender cuál ha sido su impacto real en la economía nacional.

La inversión extranjera directa (IED) acompañó el significativo crecimiento económico que el Paraguay viene experimentando desde 2003. Su mayor dinamismo se observa en el período 2008-2012, en el que se acumuló un stock de capital de US$ 2.000 millones. Si bien la IED fue menor en los años posteriores, el flujo neto de US$ 1.200 millones acumulado en el período 2013-2016 indica que la afluencia de capitales siguió siendo importante.

Hay varios factores novedosos en este período reciente, por ejemplo, con relación a lo que sucedía en los años 90, cuando el Paraguay también recibía caudales importantes de inversiones extranjeras.

La primera diferencia significativa está en el origen de la IED. Tradicionalmente, los países que más invertían en el Paraguay estaban liderados por los Estados Unidos, seguido éste por los socios más importantes del Mercosur y algunos países europeos. Estados Unidos acumula el mayor stock de IED en el Paraguay en el período 2003-2016, seguido por el Brasil.

Sin embargo, la Argentina y los países europeos comienzan a ser desplazados de los primeros lugares por nuevos actores de la IED en el Paraguay, entre los que se destacan países centroamericanos como Guatemala y Panamá; países sudamericanos como Chile y Uruguay; y países europeos como Reino Unido e Irlanda que permanecían inactivos como inversores externos en este país.

También hay novedades en el destino de la IED. Tradicionalmente el sector terciario o de comercio y servicios era aquel que recibía la mayor parte de las inversiones extranjeras.

Así, más de dos tercios de la IED se acumulaba en el sector terciario, dejando un flujo marginal a los sectores secundario (manufacturero) y primario. Pero esta distribución comienza a cambiar cuando la participación del sector manufacturero se eleva a 33% en el período 2005-2008 y a 41% en el periodo 2008-2016.

El incremento de la participación manufacturera como sector de destino de la IED en la última década obedeció, en primer lugar, a las inversiones en el procesamiento de la soja, principalmente para la producción de harina y aceite; en segundo lugar, a los capitales extranjeros invertidos en la industria de productos químicos (incluidos los plásticos); y, en tercer lugar, a la inversión en la producción de bebidas y tabacos.

En el sector terciario, los mayores flujos de IED llegaron a la intermediación financiera, el comercio y el transporte recibieron más capitales que en el período anterior y las comunicaciones emergieron como nuevo destino de la inversión extranjera en el Paraguay.

Pero, a pesar de que la inversión extranjera directa es un renglón importante en la economía paraguaya, que ha llegado a representar cerca del 3% del PIB, existe poco espacio para el análisis más profundo de su impacto en la vida del país. Tanto es así que los informes oficiales sobre la IED se limitan a señalar la distribución de flujos y stock por países y sectores de destino, y ni siquiera proporcionan información del cruzamiento de estas dos variables para entender mejor las claves de su concentración o dispersión.

Un análisis más profundo acerca de la IED en el Paraguay debería contemplar, al menos, tres dimensiones.

En primer lugar, los tipos de estrategias de la IED. Existen varias. Hay empresas que solo buscan la extracción de recursos naturales y exportar, otras que están interesadas en explotar demandas insatisfechas en el mercado interno y otras que pueden crear cadenas productivas o cadenas de proveedores con empresas pequeñas y medianas del país.

En segundo lugar, cuáles son los factores de producción más utilizados por estas empresas extranjeras. Es decir, si son empresas orientadas al uso intensivo de mano de obra, de capital, de recursos naturales o de tecnología y de investigación y desarrollo (I+D).

En tercer lugar, cómo contribuyen estas empresas a mantener una balanza de pagos superavitaria. Es decir, si son empresas más interesadas en remesar utilidades o en reinvertir sus ganancias en nuevos proyectos.

Por el momento los datos oficiales no ayudan a analizar el real impacto de la IED en la economía paraguaya. Sería bueno saber si los datos más desagregados de la inversión extranjera directa pueden estar disponibles para aquellas instituciones y estudiosos que realizan investigaciones económicas.

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