Las recomendaciones de Dionisio Borda para una nueva reforma tributaria

* Crédito columna: Dionisio Borda, ex ministro de Hacienda. Fundador y director del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP).

Una nueva reforma del sistema impositivo debería llevar la presión tributaria a un 15% del PIB, en una primera etapa. Este incremento de la recaudación debería darse en forma gradual, en un periodo de cinco años, a medida que se implementen las nuevas reglas tributarias.

Entre los diferentes instrumentos que podrían ser aplicados para mejorar la recaudación, planteamos: i) la modificación de impuesto a la renta; ii) la implementación de un impuesto único a la venta de granos; iii) la generalización del IVA y modificación del impuesto selectivo al consumo (ISC); iv) la corrección de los regímenes especiales; y, v) mejoras en la recaudación del impuesto inmobiliario.

Estas medidas no restarán competitividad al sector privado sino que, por el contrario, la potenciarán a través de la disponibilidad de más recursos para la inversión pública en infraestructura, del mayor capital humano y de la mejor cohesión social.

Proponemos fusionar el Iragro con el Iracis para que, con la rentabilidad del sector agropecuario, este impuesto tenga un rendimiento mayor, así como algunos ajustes en las reglas del Iracis: potenciar las normas de precios de transferencia, eliminar las exenciones para los intereses de algunos activos (como las ganancias de capital de valores bursátiles) e incluir la renta mundial.

También sugerimos una revisión de las reglas del impuesto a la renta personal (IRP) para aumentar su rendimiento haciéndolo más progresivo. Estas modificaciones podrían consistir en el rebalanceo del impuesto, la imposición de límites a la deducibilidad de los gastos y la inclusión de la renta global.

Planteamos introducir un impuesto único a la venta (monofásico no trasladable) de los productos agropecuarios en estado natural, con una alícuota móvil de hasta 10%. Se trata de crear una imposición indirecta sobre la venta de los productos de la agricultura empresarial, que sería ajustable en función de las condiciones climáticas.

Sugerimos, asimismo, generalizar gradualmente la tasa del 10% del IVA vigente para una buena parte de los bienes y servicios de la economía paraguaya, extendiéndola a los sectores que tienen alícuotas diferenciadas o exenciones, como es el caso de la actividad agropecuaria que tiene un IVA de solo 5%.

Las alícuotas del ISC para bebidas alcohólicas, tabaco, vehículos y bienes suntuarios deben ser elevadas de manera gradual, acercándolas a los niveles vigentes en la región. No solamente para mejorar el rendimiento del impuesto, sino también porque éste debe ser consistente con los costos de la externalidad negativa del consumo de determinados bienes.Recomendamos no crear nuevos regímenes especiales y, en cambio, revisar y corregir los existentes. Adicionalmente, es necesario derogar el régimen de invariabilidad tributaria para la inversión de capital privado. Aconsejamos, por otro lado, fortalecer la capacidad recaudatoria del impuesto inmobiliario, mediante algún esquema de ayuda de la Administración Central a los gobiernos locales a través del Ministerio de Hacienda.

Podrían contribuir significativamente al logro de ese objetivo la mejora gradual de las estadísticas de recaudación y cumplimiento tributario; el intercambio y coordinación institucional entre las intendencias, la Administración Tributaria y el Servicio Nacional de Catastro; y, la creación de mayor conciencia de la necesidad de potenciar este tributo directo.

Está claro, además, que la Administración Tributaria necesita recursos humanos mejor calificados, la profesionalización permanente de sus cuadros, de mayor capacidad de procesamiento de información, incorporación continua de tecnología y gestión adecuada de los conflictos de intereses.

En distintos sectores hay contribuyentes que aún operan informalmente, con niveles importantes de evasión, que solo responderán a una mayor capacidad de control y castigo por parte del Estado.

Por lo demás, el nuevo arreglo tributario deberá enfocarse en cuatro componentes principales que hacen a la calidad del gasto público: su sustentabilidad, eficiencia, equidad y transparencia. Corregir las deficiencias e insuficiencias en estas áreas es indispensable para que el esfuerzo que implica este nuevo acuerdo sea recompensado con una mejor asignación y rendimiento del gasto y con el cumplimiento de los objetivos de mejorar la productividad y disminuir la pobreza y la desigualdad.

El desarrollo económico de un país en el mediano plazo se fundamenta en la movilización de los recursos tributarios y no solo en el endeudamiento como fuente de financiamiento. Pero, además, una política tributaria progresiva es el instrumento idóneo para la disminuir la desigualdad en esta sociedad tan inequitativa y excluyente.

* Una reforma tributaria para mejorar la equidad y la recaudación, Dionisio Borda. 

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