Reanimando al Mercosur

* Crédito columna: Fernando Masi, director del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP).

La última cumbre del Mercosur ha arrojado resultados similares a casi todas las cumbres semestrales realizadas en los últimos años: sin avances significativos en la profundización del proceso de integración y esperando que un acuerdo con la Unión Europea (UE) produzca un efecto político y económico que reanime al propio Mercosur.

La profundización del proceso de integración quedó en entredicho luego que se arribara a un acuerdo de eliminación del doble cobro arancelario en el año 2010. Con ello se avanzaría hacia la unión aduanera y la creación de un territorio común para las transacciones comerciales. Sin embargo, la crisis económica argentina y, más tarde la del propio Brasil, dieron lugar a un mayor proteccionismo y a un freno al programa de profundización aduanera.

Desde entonces, el Mercosur ha quedado sin agenda interna y se ha dedicado a trabajar fuertemente en favor de un acuerdo con la Unión Europea y con otros países del mundo desarrollado, como Corea y Canadá, por ejemplo.

Las propias cifras del comercio exterior dan cuenta de esta situación. Para fines del 2016, solamente un 13% de todas las exportaciones de los países miembros del Mercosur, tenían como destino al propio Mercosur, luego que esta cifra haya sido del 25% en la primera década de este siglo.

Individualmente Argentina y Paraguay son los países que más exportaciones han destinado al Mercosur en el 2016: 20% y 27% respectivamente. Mientras tanto el Brasil solo destina el 11% de sus exportaciones a la región y el Uruguay, sorprendentemente solo el 16%, luego de haber participado con el 32% de sus exportaciones en el 2015 (1).

Una de las señales más significativas de la pérdida de peso del Mercosur, tanto para sus países miembros como para el mundo, ha sido la pérdida de liderazgo del Brasil. Sumido en sus propios problemas políticos y económicos internos, al Brasil ya no le queda ni siquiera tiempo de asumir la representación del Mercosur en el concierto internacional, como lo hacía hasta hace unos pocos años atrás.

El liderazgo del Mercosur lo parece tener ahora la Argentina, desde la asunción del nuevo gobierno, que propone un Mercosur más abierto y en alianzas con varios bloques regionales de América Latina y del mundo. Sin embargo, la Argentina no ha desmontado, todavía, todas las barreras proteccionistas interpuestas a sus propios socios del Mercosur desde hace algunos años, y continúa con una balanza comercial deficitaria.

Tampoco ha hecho avances significativos en términos de sus finanzas públicas y de sus indicadores macroeconómicos. Además, aislada por muchos años de los foros y plataformas internacionales, no le será fácil a la Argentina construir nuevamente una imagen de protagonista de economía emergente.

Por lo tanto, pareciera que todo quedara en manos de la Unión Europea para que el Mercosur vuelva a tener significancia y una presencia más fuerte en la región y en el mundo. La Unión Europea ha firmado varios acuerdos de libre comercio con países latinoamericanos y últimamente con el Japón.

Pero ninguno de estos países son competitivos en materia alimentaria. A pesar que el Mercosur abre sus puertas a la industria europea y a temas tales como inversiones, compras gubernamentales y servicios, la Unión Europea duda en sus concesiones a las ventas de rubros alimentarios del Mercosur.

El Mercosur tendrá que esperar la decisión europea y también la recuperación económica de sus principales socios, no solo para reanimarse, sino también para tomar una decisión interna sobre hasta dónde avanzar en materia de estadio de integración.

(1) Datos de CEPALSTAT y OBEI.

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