Parto por cesárea en Paraguay: ¿Una decisión de qué o quién?

Crédito columna: Sergio Legal Cañisá, economista.

En Paraguay, el porcentaje de nacimientos realizados por el procedimiento quirúrgico denominado cesárea representa el 45,9%, siendo esta cifra tres veces superior a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Indagando en profundidad la cifra mencionada anteriormente, se pudo comprobar que de todas estas cesáreas realizadas el 28,4% fue planificada (decisión tomada antes de la aparición de los dolores parto) y realizada (en un 84,5%) en centros asistenciales del sector privado, mientras que las demás cesáreas (un 17,5%) no fueron planificadas (decisión tomada con posterioridad a la aparición de dolores del parto) y se realizaron en centros asistenciales del sector público (en un 42,5%). Mostrándose una clara inclinación por la cesárea en los centros asistenciales del sector privado, antes que en los centros asistenciales del sector público.

Avanzando con la reflexión e introduciendo la condición económica de la paciente (embarazada) al análisis, se pudo comprobar que al cambiar la condición económica también cambia la predilección del procedimiento médico para la realización del parto.

Es así, que se verificó que a medida que las embarazadas son más pobres (tienen menor poder adquisitivo) menor será la frecuencia de los partos por cesáreas, mientras que cuando las embarazadas son más ricas (tienen mayor poder adquisitivo) mayor será la frecuencia del parto por cesárea (ver cuadro).Por lo tanto, cuando mejor sea la condición económica de la paciente será más probable que se la someta a un parto por cesárea, a pesar de que medicamente no precisa de este tipo de intervención.

Las situaciones detectadas y expresadas en los párrafos anteriores hacen preguntar: ¿por qué prima el criterio económico y no el criterio médico para decidir si el parto será por la vía normal o por cesárea?

En este caso, la medicina ya no puede responder y la economía nos da la respuesta: la presencia inherente de asimetría de información (información incompleta) entre el médico/a y la paciente genera una relación desigual (una parte siempre sabrá más que la otra). Por lo tanto, la parte menos informada (en este caso la paciente) tomará una decisión con información asimétrica la cual fue completada por la parte más informada (médico/a).

Lastimosamente la información proporcionada no necesariamente será la que más le conviene a la salud de la paciente o al cumplimiento de las recomendaciones de la OMS, sino la que más conviene a los intereses particulares del médico/a tratante.

De esta manera, la paciente termina siendo víctima de una selección adversa (elección desacertada) y se somete, supuestamente por elección propia, a un parto por cesárea; siendo el parto por cesárea una intervención quirúrgica mucho más riesgosa, mucho más compleja y con un periodo de recuperación mucho más lento que un simple parto normal.

Todas los datos citados, verificados y evidenciados en la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS) por sus siglas en inglés y en la recomendación de la OMS permiten concluir que el parto por cesárea en Paraguay, más allá de ser alternativa médica para salvar la vida de la paciente, se ha convertido en un negocio inmoral y con escasa ética médica.

De esta forma, ante esta situación, surge la necesidad urgente de regular y penar, mediante una ley, el abuso de esta práctica; y como sociedad preguntarnos: ¿se puede seguir confiando en la integridad médica para la realización de ésta y otras prácticas médicas?

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