Cuáles son los desafíos de Paraguay ante los favorables resultados macroeconómicos

Los alentadores resultados económicos de los últimos años aún están lejos de solucionar las deficiencias estructurales que inciden en la calidad de vida de la mayor parte de la población paraguaya.

Crédito columna: José Meyer, analista económico. Valores Casa de Bolsa.

Inicia un nuevo año, y con él, se presentan proyecciones optimistas relacionadas a los posibles resultados macroeconómicos a nivel nacional.

Tanto instituciones nacionales, como organismos internacionales, posicionan al Paraguay entre los países de la región con mayores niveles de crecimiento para el presente año y resaltan la resiliencia del país ante el complejo e incierto panorama externo.

Sin embargo, los alentadores resultados económicos de los últimos años aún están lejos de solucionar las deficiencias estructurales que inciden en la calidad de vida de la mayor parte de la población paraguaya; entre las que se encuentran la desigualdad y la limitada competencia de las instituciones, resultante esta última de una deficiente administración presupuestaria, de normativas inapropiadas y de la carencia de personal calificado.

Medidas que actúen directamente sobre estas falencias son estrictamente necesarias, para lograr aprovechar eficientemente las fortalezas del país en el marco macroeconómico.

LA NECESIDAD DE UNA EXPANSIÓN EQUITATIVA E INCLUSIVA

El crecimiento pronosticado del PIB nacional para el 2019 por el Fondo Monetario Internacional (FMI) es de 4,2%, lo que ubica al Paraguay, junto con Bolivia, en el primer puesto entre los países con mayores expansiones proyectadas para el presente año.

A diferencia de años anteriores, el mayor dinamismo económico no estará sustentado principalmente por el sector primario, sino que se diversificará con mejores resultados del sector terciario (comercio y servicios) y del secundario (manufacturas, construcción y electricidad).

Esto representa un progreso en cuanto a la composición de la expansión, que se concentrará en áreas donde se encuentra ocupada la mayor parte de la población, lo que puede incidir en la calidad de vida de los habitantes del país en el largo plazo.

Sin embargo, la elevada desigualdad que tiene lugar en el Paraguay -sobre todo en zonas rurales- y el  acotado PIB per cápita en relación a otros países de la región, limitan los efectos positivos que se generan a partir de una mayor industrialización y de un mejor desempeño comercial.

Estos altos niveles de desigualdad son comprobados por datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que estimaron al índice de Gini del país en 0,50 en el 2017, por arriba del promedio del indicador de América Latina (la región más desigual del mundo) que se posicionó en 0,47.  

La buena noticia es que los resultados macroeconómicos de los últimos años y la imagen de país con un alto potencial de desarrollo que el Paraguay goza, ofrecen una oportunidad de crecimiento que puede ser aprovechada para así lograr cambios realmente significativos en la calidad de vida de los paraguayos.   

Otra manera de mejorar las condiciones de la masa social ante la desigualdad viene de la mano de las políticas fiscales. Desde el 2019 el Impuesto a la Renta Personal (IRP) alcanza a quienes tengan ingresos anuales iguales o superiores a 36 salarios mínimos, lo que aumentará la cantidad de aportantes hacia los trabajadores que tienen ganancias inferiores.

Esto permitirá incrementar los niveles de recaudación, sin embargo, para fomentar una mayor calidad tributaria, es primordial atacar a la evasión, a la elusión y a la informalización.

Por otro lado, impuestos progresivos y mayores tasas al sector agropecuario ayudarían a reducir las inequidades. Otro acontecimiento que llama la atención a inicios del 2019 relacionado el IRP es la intención de ampliar el alcance del mencionado impuesto hasta los trabajadores con ingresos equivalentes a dos salarios mínimos, medida que pudiera traer en consecuencia un incremento de la inequidad y distanciará a esta herramienta tributaria de los que deberían ser sus principales objetivos: promover la formalización y la igualdad.

Tampoco hay que olvidar, que priorizar reformas que aporten a la calidad educativa ayudaría a disminuir las desigualdades, permitiendo a los paraguayos el acceso a puestos de trabajo de mayor complejidad y por lo tanto mejor remunerados.

LOS NUEVOS DESAFÍOS EN LA GESTIÓN INSTITUCIONAL

Si bien la coyuntura de crecimiento sostenido, los bajos impuestos y la estabilidad macroeconómica pueden resultar muy atractivos para inversores extranjeros, las falencias  institucionales del país representan el mayor desafío del Paraguay  para alcanzar el ansiado grado de inversión.

Según el Índice de Competitividad Global, publicado por el Foro Económico Mundial, el país cuenta con severas debilidades en el campo institucional, campo que representa el primer pilar de la composición del índice, demostrando la importancia que los inversores internacionales otorgan a la seguridad que la legislación y la administración pública pueden proporcionar a sus actividades en países extranjeros.

De 140 países analizados, Paraguay se ubica en el puesto 136 en el indicador de independencia judicial, 136 en el nivel de derechos de accionistas en diversas sociedades, 135 en el de eficiencia del marco legal para resolver disputas y 113 en la incidencia de la corrupción.

Estos datos señalan que para mejorar la reputación del país, y sobre todo, para recibir una mayor participación de actores externos en la economía paraguaya, es fundamental que el gobierno ponga énfasis en llevar a cabo políticas que optimicen las actividades desarrolladas por el sector público.

Sin embargo, un dato optimista, es que a pesar de las citadas falencias, la inversión extranjera directa al Paraguay se incrementó en 11,1% en el 2017, mientras que la de la región se redujo en 3,6%.

En este contexto, también vale la pena señalar casos como el de Pasfin, entidad no bancaria que logró acceder a financiamiento externo de la mano de Valores Casa de Bolsa, cuya operación abre un escenario positivo para el segmento empresarial local, que, en caso darse continuidad, fomentará un mayor dinamismo económico mediante el apoyo a proyectos de pequeñas y medianas empresas. 

El Paraguay se encuentra atravesando un momento histórico, en el cual las decisiones tomadas tanto por el sector público como por el privado repercutirán significativamente en la capacidad del país de generar un entorno más favorable y una mayor calidad de vida para la población.

La expansión del PIB, la estabilidad de la moneda, la previsibilidad de la inflación, el déficit fiscal controlado, los limitados niveles de deuda y el bono demográfico son algunas de las fortalezas actuales del país que deben ser aprovechadas para erradicar las deficiencias que se presentan en áreas como la educación, la salud y la infraestructura.

A pesar de que el panorama se presenta positivo, se deberá superar a antiguos adversarios, como lo son la desigualdad y la corrupción, para lograr realmente explotar las oportunidades que ofrece la economía local, incluso ante un panorama externo bastante incierto.

Dejar de lado históricos vicios, utilizar correctamente las políticas fiscales, mejorar la calidad de la educación, optimizar la función pública, atacar frontalmente a la evasión, incrementar la eficiencia del sistema judicial e incentivar la diversificación económica; son las medidas que innegablemente el Paraguay necesita para aprovechar los beneficios que ofrece la macroeconomía del país, a solo pasos del grado de inversión. 

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