Argentina cierra con más calma semana turbulenta por nocaut electoral a Macri

Natalia Kidd

Buenos Aires, 16 ago (EFE).- Argentina concluye este viernes una semana de terremoto político tras los inesperados resultados de las primarias del pasado domingo, que desataron un vendaval en los mercados financieros y obligaron al Gobierno de Mauricio Macri a tomar drásticas medidas para contener la crisis.

Las primarias, celebradas el pasado domingo para definir qué candidatos podrán competir en las presidenciales del 27 de octubre, dejaron un saldo que ningún sondeo vaticinó: Macri, quien aspira a la reelección, obtuvo un 32 % de los votos, quince puntos por debajo del peronista Alberto Fernández.

Analistas y buena parte del espectro político interpretaron el inesperado y abrumador resultado electoral como un castigo de la ciudadanía a las políticas de Macri que configuraron un escenario de recesión desde abril de 2018, con alta inflación y tasas de desempleo y pobreza en alza.

Noqueado, Macri reaccionó reconociendo el duro revés, pero argumentando que muchos no comprendieron su proyecto de país ni los supuestos riesgos de volver al pasado kirchnerista.

Los mercados, que sobre el final de la semana pasada festejaron por anticipado un triunfo de Macri que finalmente no fue, abrieron el lunes en «modo pánico».

La Bolsa de Buenos Aires se anotó ese «lunes negro» un derrumbe histórico del 37,93 %, mientras que el precio del dólar se disparó un 19 %.

Ese mismo día Macri atribuyó el terremoto financiero a la desconfianza que, a su juicio, despierta entre los inversores Alberto Fernández, de duro predicamento en la campaña contra la especulación financiera y quien lleva como compañera de fórmula a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).

La turbulencia continuó: hasta la media rueda de hoy la bolsa ha acumulado esta semana una caída del 30 %, mientras que el valor del dólar saltó en cinco jornadas un 23,3 %.

También el riesgo país de Argentina se disparó, hasta tocar el miércoles los 1.958 puntos básicos, su nivel más alto desde noviembre de 2008, para recortar luego hasta las 1.644 unidades este viernes.

Para contener el avance del dólar, el Banco Central reaccionó aumentando casi once puntos la tasa de interés de referencia de la política monetaria, hasta el 74,9 %, e interviniendo en la plaza cambiaria vendiendo dólares de sus reservas.

Tan solo en los últimos cuatro días, Argentina perdió 2.623 millones de dólares de reservas monetarias, que cerraron el jueves en 63.687 millones de dólares, de acuerdo a datos del Banco Central.

Los inversores moderaron su furibunda reacción negativa sólo a partir del diálogo telefónico que el miércoles, sobre el cierre de las operaciones financieras, mantuvieron Macri y Fernández, quienes se comprometieron a llevar tranquilidad a los mercados.

El precio del dólar bajó hoy 3,38 %, hasta los 57 pesos para la venta, mientras que el índice S&P Merval, el principal de las acciones argentina, registraba una leve bajada del 0,7 %.

El vendaval financiero obligó a Macri a tomar una serie de medidas para paliar el impacto que el aumento del dólar tendrá en la inflación y el poder adquisitivo de los argentinos.

El miércoles anunció la congelación de los precios de los combustibles por 90 días, un aumento del salario mínimo y un alivio en los impuestos a asalariados, jubilados y pymes, y el jueves resolvió quitar hasta fin de año el IVA sobre alimentos de la canasta básica y congelar las cuotas de créditos hipotecarios.

Todas estas medidas, de aplicación temporal, sorprenden por estar lejos de las políticas ortodoxas que dominaron la gestión de Macri. Sus críticos las tildan de «tardías» y «electoralistas», pero él las defiende como una forma de llevar «alivio» a los argentinos en esta contingencia.

Según medios locales, puertas adentro del oficialismo, el revés electoral cayó como una bomba que hizo detonar amargos reproches y una oleada de reproches sobre posibles renuncias en el Gabinete, en particular del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien no ha comparecido públicamente esta semana.

Puertas afuera, el Gobierno desmiente cambios de Gabinete y Macri dice ahora que entendió el mensaje de las urnas y que dará pelea en octubre para ir a una segunda vuelta en noviembre.

En la vereda opuesta, Fernández también se muestra más conciliador y abierto al diálogo, asegura que no quiere una economía cerrada, aunque aclara que solo es un candidato y que no tiene potestad sobre la economía porque el presidente es Macri hasta el 10 de diciembre.

Cristina Fernández, procesada en varias causas por presuntas irregularidades durante su gobierno, optó, en tanto, por un bajísimo perfil, sin declaraciones públicas desde el «lunes negro».

El terremoto político y económico también se hizo sentir en Brasil, principal socio comercial de Argentina y cuyo presidente, Jair Bolsonaro, afirmó que su vecino país «comienza a seguir el rumbo de Venezuela, porque en las primarias los bandidos de izquierda comenzaron a volver al poder».

«Yo celebro enormemente que hable mal de mí un racista, un misógino, un violento», dijo el lunes Fernández, de cercana relación con el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. EFE

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