Tasas de interés e inclusión financiera

El segmento de clientes al que apuntan un gran número de fintechs y muchas casas de crédito, es un segmento que no está atendido por los bancos ni las financieras. Los préstamos que ofrecen son productos pensados como una alternativa válida para aquellas personas, que de otra forma no podrían acceder a créditos en el sistema financiero tradicional.

Crédito columna: Marcelo Rojas Decut.

En general, esa población que no puede acceder al crédito bancario es una parte importante en el país. Hay una enorme demanda insatisfecha de gente que no cuenta con los altos ingresos formales, ni con las garantías suficientes para acceder a un crédito en un banco. De acuerdo a cifras del Banco Central, en Paraguay (BCP) existen más de 4 millones de cuentas bancarias, pero solamente 1,3 millones de personas tienen contratados créditos en el sistema financiero. Y estos datos son bastante similares a lo que ocurre en otros países de Latinoamérica.

La tasa de interés en el segmento de microcréditos, no se puede analizar del modo convencional en que se mide a los bancos. Es un tema complejo y para su análisis debe tenerse en cuenta algunos aspectos fundamentales, que son característicos de este segmento.

Cuanto menor es el préstamo, mayor es -proporcionalmente- el costo: Los costos operacionales para otorgar un préstamo de G. 30 millones, son prácticamente iguales que los costos para otorgar un préstamo de G. 1.000.000. Por ejemplo un costo fijo de 100.000 guaraníes representa el 10% de un préstamo de 1.000.000 guaraníes y solo 0,3% de un préstamo de G. 30 millones.  

Las tasas de morosidad y las pérdidas por incobrabilidad son mucho mayores en las fintechs y en las casas de crédito: La tasa de mora promedio del sistema financiero paraguayo al 31 de octubre del 2019 está por debajo del 3%. Las tasas de morosidad en el mundo de compañías de crédito que atienden al segmento más bajo de la pirámide de población están en el entorno de 12%. Esa mayor morosidad, se traduce en mayores pérdidas por incobrabilidad que deben trasladarse a la estructura de costos de cada crédito.  

El costo del fondeo para las fintechs y las casas de créditos es mucho mayor: Las casas de crédito e instituciones de microcrédito no captan dinero del público. Los bancos si captan dinero del público a través de cajas de ahorros, cuentas corrientes y certificados de ahorro a plazo fijo. El 58% de los fondos que los bancos captan de sus clientes provienen de depósitos en cuentas corrientes y cajas de ahorro, que a los bancos les sale casi gratis, por cuanto prácticamente no pagan intereses por los mismos a sus clientes.

Para poder ser sostenible, una institución de microcrédito necesita cubrir sus costos operativos, los costes de refinanciación de su portafolio de préstamos y las pérdidas por incobrabilidad derivadas de créditos impagos. Adicionalmente, el precio que aplican a sus clientes debe incluir un margen de utilidad razonable que les permita financiar el crecimiento futuro de su cartera de créditos.

Si esto no se cumple, estas instituciones no podrían existir; y se estaría privando del acceso al crédito y a los servicios financieros a los sectores más vulnerables de la población, en donde las necesidades son mucho más urgentes. Y todo esto solo trae más marginalización e informalidad.

Para nosotros es mucho más importante poder contar con una regulación que se oriente a facilitar la accesibilidad al crédito en todo el país; y que al mismo tiempo refuerce la transparencia de la información que recibe el consumidor, más que el precio en sí; que al final termina regulándolo el propio mercado a través de la competencia. Y este; ha sido el enfoque que sobre el mismo tema han adoptado los reguladores en otros países de Latinoamérica como Argentina, México y Brasil.

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