Washington, 23 mar (EFE).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) advirtieron este lunes de la recesión mundial que se avecina, que podría ser peor que la pasada, e hicieron un llamamiento a la unidad y la solidaridad mundial en una reunión telefónica de los ministros de Finanzas del G20 celebrada este lunes.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, destacó en la reunión la ingente fuga de capitales que se ha registrado en los mercados emergente ante la crisis por el coronavirus, e indicó que si los costos humanos de la pandemia del coronavirus ya son «inconmensurables», la recesión mundial que hay en ciernes «al menos será tan mala, o peor, que la crisis financiera mundial» que estalló en 2008.
«Todos los países necesitan trabajar juntos para proteger a las personas y limitar el daño económico. El tema principal de la reunión de hoy de los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G20 fue que este es un momento para la solidaridad», dijo la mayor autoridad del FMI.
Tras anticipar que la recesión de la economía mundial será «importante», el presidente del BM, David Malpass, pidió una moratoria del pago de la deuda oficial de los países más pobres y vulnerables, y dijo que la prioridad ahora es «proporcionar una respuesta rápida» e implementar reformas que ayuden a acortar el tiempo de recuperación y «crear confianza en que esa recuperación puede ser fuerte».
«Los países deben avanzar rápidamente para impulsar el gasto en salud, fortalecer las redes de seguridad social, apoyar al sector privado y contrarrestar la interrupción del mercado financiero», destacó Malpass.
Tanto Georgieva como Malpass vaticinaron una recuperación para 2021, pero «para llegar ahí, es primordial priorizar la contención y fortalecer los sistemas de salud, en todas partes», dijo la directora gerente del FMI, al tiempo que destacó que «cuanto más rápido se detenga el virus, más rápido y más fuerte será la recuperación».
En cuanto a la respuesta económica, Georgieva alabó las «medidas fiscales extraordinarias» adoptadas por muchos países para impulsar los sistemas de salud y proteger tanto a trabajadores como a empresas, así como las decisiones de los principales bancos centrales para inyectar liquidez en el sistema, pero anticipó que «se necesitará aún más, especialmente en el frente fiscal».
La directora gerente de FMI recordó que si bien las economías avanzadas suelen estar más preparadas para responder a la crisis, muchos mercados emergentes y países de bajos ingresos enfrentan «desafíos importantes», afectados por los «flujos de capital hacia el exterior y el deterioro de la actividad interna», y cifró en 83.000 millones de dólares lo que han retirado los inversores de los mercados emergentes desde el comienzo de la crisis.
Esta es la «mayor salida de capital jamás registrada. Estamos particularmente preocupados por los países de bajos ingresos que tienen problemas de deuda», afirmó Georgieva, que aseguró que están trabajando ya con el BM para afrontar esta situación.
La responsable del FMI prometió «incrementar enormemente el financiamiento de emergencia» a los países que han pedido apoyo a la institución, que aseguró que ya suman 80, y recordó que el organismo está preparado para recurrir a toda su capacidad de préstamo, valorada en 1 billón de dólares.
Malpass recordó que hace una semana la dirección del BM aprobó un paquete de 14.000 millones para responder a la crisis del COVID-19, de los cuales se han apartado 8.000 millones para apoyo financiero para las empresas privadas y los 6.000 millones restantes irán al respaldo de la atención médica a corto plazo.
Subrayó que los países más pobres y vulnerables serán probablemente los más perjudicados por la crisis y aseguró que hay que evitar que la financiación que obtengan de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el brazo de desarrollo internacional del BM, «vayan a pagar a los acreedores».
«Insto a todos los acreedores bilaterales oficiales de los países más pobres a actuar con efecto inmediato para ayudar a los países de la AIF a través del alivio de la deuda, permitiendo que concentren sus recursos en la lucha contra la pandemia»», dijo Malpass, que aseguró que en muchos casos esto requerirá una reestructuración total de la deuda que incluya quitas que permitan su sostenibilidad.
«Pido a los líderes del G20 que permitan a los países más pobres suspender todos los pagos de deuda oficial bilateral hasta que el Banco Mundial y el FMI hayan evaluado por completo sus necesidades de reconstrucción y financiamiento», afirmó. EFE