La calidad del gasto sigue siendo el talón de Aquiles de Paraguay. El país se encuentra de nuevo frente a un parate económico, sin tener certeza si el sacrificio de los trabajadores y empresarios del sector privado valdrá la pena.
Paraguay anunció estrictas restricciones para Semana Santa. Entre las 5:00 y las 20:00 h la población se podrá desplazar solamente para “actividades indispensables”. Entrará en vigencia desde el sábado 27 de marzo hasta el domingo 4 de abril.
El gobierno de Mario Abdo Benítez se tambalea entre casos de corrupción, improvisaciones en la comunicación y sobre todo, la falta de gestión para adquirir las vacunas anti-COVID-19.
Paraguay dispuso esta nueva cuarentena ante el record de internados por coronavirus a un año del primer caso detectado en el país.
La campaña de vacunación masiva no comenzó llevando a un aumento del descontento social y cambios en el gabinete de ministros. “La demora en la llegada de las vacunas y del comienzo de la campaña de vacunación presenta riesgos a la baja a nuestra proyección de crecimiento del PIB de 4%”, según un reporte de Itaú Unibanco.
Unas 1.800.000 personas serán afectadas en lo laboral con estas nuevas restricciones. “Esta cuarentena dejará en sus casas a una gran cantidad de gente, prácticamente más del 60% de la fuerza de trabajo parará”, explicó Enrique López Arce, experto en empleo, en declaraciones a Unicanal.
Mientras tanto, las medidas paliativas anunciadas por el Ministerio Hacienda para los sectores más afectados, no sirven de mucho. Con las estrictas medidas anunciadas por el gobierno para la Semana Santa, creció la incertidumbre, pone tensión en la cadena de pagos y podrían aumentar los desempleos.
“A un año del inicio de las medidas sanitarias, y ahora volviendo a restricciones, todo el esfuerzo recayó sobre los trabajadores y empresas del sector privado. El gobierno de Paraguay no ha reducido en nada el malgasto público”, sostuvo el diputado Sebastián García.
