Debemos mirarnos de frente con Bolivia

Crédito columna: Juan Pablo Fernández Bogado, analista internacional. Twitter @jpferbo

¿Qué sabemos de Bolivia? Es una pregunta que debemos hacernos más seguido para entender que, en verdad es un país con una potencialidad que estamos desaprovechando, por ignorancia y fanatismo histórico hacia una contienda que marcó de sangre a ambos países, pero que ya debe quedar como un episodio donde aprendemos las lecciones y miremos con estrategia la posibilidad que el país vecino sea la puerta que nos permita llegar al Pacífico.

Urge establecer el pragmatismo de una agenda económica que supere las ideologías políticas y ver qué rubros podemos potenciar con más fuerza acompañado con incentivos turísticos para conocernos.

Para entender el origen de las relaciones Bolivia-Paraguay, es necesario establecer que la misma se refiere a las relaciones exteriores existentes entre el Estado Plurinacional de Bolivia y la República del Paraguay, dado el cambio de nombre que ha tenido este país tras la modificación de su constitución bajo la presidencia de Evo Morales.

Las relaciones diplomáticas entre ambos países datan desde hace muchas décadas atrás, teniendo como punto de conflicto la contienda bélica que marca a ambos, conocida como la Guerra del Chaco.

Para rememorar el episodio, en año 1932, ambos países romperían sus relaciones diplomáticas e ingresarían en una desastrosa guerra la cual duraría 3 años, hasta el año 1935. Esta guerra generó graves consecuencias económicas, sociales y políticas para ambos países, retrasando de esa manera su desarrollo y los lazos de amistad entre ambos. En el año 1938 se firmaría definitivamente un Tratado de Paz entre ambas naciones y la posterior delimitación de fronteras, gracias a la intervención de los Estados Unidos.

Ha costado mucho -a causa del pseudo nacionalismo y la lamentable mirada en la educación sobre el conflicto bélico- que se repusieran rápidamente las relaciones entre ambos países, teniendo generaciones que desconocen a Bolivia como un país de profundas riquezas turísticas y de intercambio de negocios por su cercanía. Eso por suerte se va eliminando con las nuevas generaciones, mucho más globalizada de paraguayos y bolivianos.

Es por eso que en la actualidad, Bolivia y Paraguay mantienen excelentes relaciones diplomáticas y también en los últimos años, buenas relaciones comerciales y económicas. Podemos citar algunos ejemplos; como que desde septiembre de 2013, la empresa estatal boliviana Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha ingresado a Paraguay, abasteciendo al mercado paraguayo con Gas Licuado de Petróleo (GLP), en asociación con la empresa estatal Petróleos Paraguayos (Petropar).

Hay otros rubros en los que Paraguay es un importante receptor de productos bolivianos, como sal de mesa, palmito, chía, galletas, chocolates, insumos para la preparación de detergentes, cuero curtido, entre otros.

Ya dentro de este gobierno es de destacar que el presidente Mario Abdo Benítez y Evo Morales (cuando todavía era presidente) anunciaron luego de su último encuentro en la ciudad de la Paz, que empresarios de ambos países lograron intercambios comerciales por más de US$ 18 millones.

Mario Abdo detalló que Paraguay y Bolivia han crecido de manera sostenida en el tiempo, pese a las coyunturas regionales y mundiales. Dijo en su discurso frente a los empresarios bolivianos que, “Podemos ser ejemplo de un proceso de integración que nos ayude a mejorar aún más y aumentar más el crecimiento de nuestros pueblos”.

Es por esto y más que es necesario acrecentar las actividades de ambas cámaras de comercio con una socialización más fuerte, con una agenda que no solo incluya el intercambio de conocimiento de lo económico, sino establecer como prioridad el conocimiento cultural entre ambos países para que a través del conocimiento se sigan tirando abajo las murallas que lastimosamente la historia impuso e hizo que nos diéramos la espalda como hermanos.

Es hora de conocer a Bolivia y ella a nosotros, para establecer vínculos que nos ayuden a volver a reconocernos como miembros de una Latinoamérica que está creciendo, pero que podría ser más fuerte sobre la base de las cuestiones comunes y no sobre las diferencias.

Paraguay y Bolivia tienen mucho que darse entre sí, y estamos por muy buen camino.

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