Crédito columna: Adriana Ocampos y Martín Carlevaro, abogados en BKM | Berkemeyer.
La energía eléctrica es un recurso que se encuentra estrechamente relacionado con el desarrollo industrial, el crecimiento económico-social y la calidad de vida de los ciudadanos de un país.
Por tal razón, la implementación de políticas energéticas que tiendan a asegurar a corto, mediano y largo plazo el abastecimiento de energía eléctrica a nivel nacional sin la dependencia de actores externos para ello, debe ser un tema prioritario en la agenda del Gobierno Nacional.
En el caso de Paraguay, en el año 2016 vía decreto N° 6092 se aprobó la política energética para el sector energético nacional 2016-2040, la cual tiene entre algunos de sus objetivos el de garantizar la seguridad energética con criterios de autoabastecimiento, eficiencia, mínimo costo, con responsabilidad socio-ambiental y el de utilizar fuentes alternativas de producción de energía para reducir la dependencia externa.
En tal contexto, el mencionado decreto N° 6092 incluye en su plan de acción el incentivo en el desarrollo de las energías renovables, también conocidas como energías limpias, ya que no producen emisiones de gases de efecto invernadero a diferencia de los combustibles fósiles y además se producen utilizando inagotables recursos naturales disponibles como ser la radiación solar, el viento, los ríos, etc.
En línea con la política de energía nacional vigente, el pasado 25 de noviembre de 2021, la Cámara de Senadores de la Nación aprobó el proyecto de ley «Que regula el fomento, generación, producción, desarrollo y la utilización de energía eléctrica a partir de fuentes de energías renovables no convencionales no hidráulicas”, -en adelante, el proyecto de ley- que actualmente se encuentra en estudio en el Congreso Nacional.
De ser aprobada, dicha ley tendrá por objeto ampliar y diversificar la matriz de producción energética de Paraguay, por medio de la producción y oferta de energía de autogeneradores -para consumo propio-, cogeneradores -para fines industriales o comerciales-, generadores -para suministro a la Administración Nacional de Electricidad (Ande), o concesionaria de la zona- y exportadores de energía eléctrica renovable no convencional de origen no hidráulico. A los seis meses de la promulgación de la ley, el Poder Ejecutivo deberá dictar su reglamentación.
Esta, por tanto, será una herramienta de suma utilidad para que Paraguay pueda, acudiendo del sector privado, diversificar fuentes de generación de energía a gran escala que contribuyan con la seguridad energética nacional, con un importante factor de sostenibilidad ambiental. Por tal razón el proyecto de ley incluye además entre su articulado, incentivos fiscales por determinado período de tiempo a fin de que los costos de importación al país e implementación de los equipamientos y accesorios generen mayores atractivos.
Cabe destacar que las energías renovables no convencionales no hidráulicas contempladas en el proyecto de ley son específicamente las fuentes de energía no fósiles; como la solar, el hidrógeno verde, la eólica, la geotérmica y la bioenergía, quedando excluida la producción de energía hidráulica dado que esta última será posteriormente materia de regulación especial.
Una de las ventajas que presenta el proyecto de ley, es que en el caso de autogeneradores y cogeneradores con la debida licencia, estos podrán inyectar sus excedentes al Sistema Interconectado Nacional (SIN) para disposición de la Ande a cambio de una tarifa a ser determinada. Asimismo, para el caso de los generadores, está prevista la posibilidad de suscribir contratos de venta de energía con la Ande con una duración de hasta diez años.
Sobre el tema, en un informe publicado en el año 2021 por la Agencia Internacional de Energías Renovables (International Renewable Energy Agency, Irena, por sus siglas en inglés) se destacó que los recursos de energía renovable de Paraguay son vastos y diversos y tienen un importante papel en la mejora de la seguridad energética, la mitigación del cambio climático y la promoción del crecimiento económico, con lo cual la concreción de proyectos de esta naturaleza es altamente viable y necesaria para no depender de importación de energía en el largo plazo.
La situación adquiere mayor relevancia a partir de que según estudios realizados, en un futuro no muy lejano -entre el 2028 y el 2029- Paraguay tendrá serios problemas de escasez de disponibilidad de potencia que generan las tres centrales hidroeléctricas que proveen de energía al país: Itaipú, Yacyretá y Acaray, con lo que se verá afectada la satisfacción de la demanda.
Esta escasez será principalmente resultado del sostenido crecimiento de la economía -y de la población- y por lo tanto del incremento del consumo, tanto doméstico como industrial. En efecto, de acuerdo con una proyección realizada por el departamento de estudios de tarifas y mercado de la Ande para el año 2030, la demanda de energía eléctrica proyectada es de 6992 MW cuando para el año 2021 fue de 4133 MW. De no hacerse las necesarias inversiones en ese año 2030 se estima que la oferta de energía proveniente de las citadas centrales hidroeléctricas no será suficiente para abastecer a la demanda de energía.
Por otro lado, los efectos hidrológicos en el cambio climático del río Paraná -único río que genera el caudal para la hidroelectricidad de Paraguay- ya son visibles y las tendencias muestran que la severidad de este fenómeno crecerá.
El plan maestro de la Ande 2021-2040 registra que, según el National Renewable Energy Laboratory (NREL) del gobierno de los Estados Unidos de América, el Paraguay cuenta con un potencial de energía solar de 1.112.221.024 MWh/año. Dicho plan maestro contiene algunos proyectos de energías renovables enfocados principalmente en la energía solar.
Si bien el recurso del viento no es tan amplio y continuo como sucede en otros países, existe un razonable potencial del Paraguay para proyectos de generación fotovoltaica, especialmente en el norte que tiene amplias zonas con buena radiación solar, de acuerdo a estudios de toda índole que se vienen publicando. Prueba de ello es que la Ande ya ha publicado proyectos a ser licitados para la construcción de plantas fotovoltaicas en la zona del Chaco.
Sumado a ello, son conocidas las bondades que ofrece el Paraguay para atraer inversiones de largo aliento como ser su estabilidad macroeconómica, sus bajos costos laborales e impositivos, su población joven, entre otras.
En conclusión, de manera de comenzar el despegue en materia de producción de energías renovables y generar así la necesaria diversificación de la matriz para evitar futuras crisis en la seguridad energética, Paraguay debe mostrar apertura a jugadores del sector privado interesados en implementar proyectos que contribuirán con el desarrollo de esta área, como lo han hecho Chile, Uruguay y Brasil, que son grandes desarrolladores de energía solar y eólica.