Decisiones que definen nuestra marca de líder

Crédito columna: Alexandra Cortese, MSc en Comunicación corporativa y reputación, gerente general de ROW.

“No quiero mezclar mi vida personal con mi imagen profesional”; esta expresión es una de las que más escuché en estos años asesorando en comunicación a líderes del sector privado y público. Sin embargo, ¿qué tan posible es separar estas dos partes fundamentales de nuestras vidas? Y, ¿por qué estamos tan inclinados a hacerlo?

Hace unos días me tocó dar un taller con gerentes sobre la importancia de construir y comunicar la marca personal de líderes empresariales y sobre cómo podemos empezar a hacerlo a partir de nuestros valores y habilidades.

En este espacio debatíamos sobre cómo hacer match entre nuestros valores y nuestro rol profesional, siendo una de las principales inquietudes las posibles brechas entre lo que somos y pensamos, y lo que muchas veces tenemos que defender a nivel profesional.

“A veces tenemos que mantenernos neutrales o incluso defender ciertas situaciones que chocan claramente con nuestros valores, ¿cómo logramos esto?” preguntaba un participante.

Otro participante trajo al debate una tendencia donde las marcas toman posturas concretas frente a temas políticos y sociales. Varios comentarios de esta índole me llevaron a deducir que, posiblemente, la inclinación de no mezclar nuestra vida personal con la imagen profesional vaya por ese lado: los posibles conflictos de valores y pensamientos.

Entonces, ¿cómo sobrellevamos las situaciones donde nuestras creencias y estilos de vida chocan con las posturas que debemos defender como voceros corporativos? Si bien no existe una receta mágica para hacerlo, quiero dejar tres consejos que pude recoger en este tiempo.

1- IDENTIFICAR NUESTROS NO NEGOCIABLES

Todos tenemos creencias distintas y nos regimos por valores, sin embargo, no siempre los tenemos claramente identificados. Por ello, es fundamental reflexionar de antemano sobre los valores a los que no podemos renunciar incluso en situaciones extremas.

Tenerlos mapeados nos dará la tranquilidad de vincularnos públicamente con nuestros roles profesionales y, en caso de situaciones extremas, nos guiará para dar un paso al costado cuando la situación choque con nuestras creencias más profundas.

En estos casos extremos, dar un paso al costado puede ser lo más sano ya que un vocero que defienda públicamente una postura que choca con sus valores puede ser percibido como inseguro y falso ante el público.

2- ASUMIR POSTURAS CONCRETAS LUEGO DE UN IMPORTANTE ANÁLISIS

Puede ser un riesgo asumir posturas concretas en ámbitos como la política y temas sociales, sin embargo, muchas veces es más riesgoso no hacerlo. Como dijo Dante Alighieri “El más oscuro rincón del infierno está reservado para aquellos que conservan su neutralidad en tiempos de crisis moral”.

Además, los líderes más memorables e inspiradores son los que tomaron posiciones intransigentes, manteniéndose firmes y defendiendo sus ideales.

3- ACEPTAR QUE NO EXISTE UNA SEPARACIÓN ENTRE NUESTRA VIDA PERSONAL Y PROFESIONAL

En el mundo digital, tener una vida personal que sea totalmente independiente a nuestra vida profesional es muy difícil. Si bien podemos segmentar los tipos de contenido que mostramos por red social, por ejemplo, en LinkedIn hablar sobre temas laborales, el dilema surge en las redes más personales como Instagram y Facebook, que a la vez nos dan la oportunidad de construir una imagen más holística.

Finalmente, la marca personal es justamente eso, personal, por lo que mostrar un perfil enteramente profesional tampoco es recomendable. Por ello, es importante encontrar el balance entre lo que queremos mostrar al mundo de nuestra vida personal (viajes, momentos, reuniones) y cómo queremos que nos vean como profesionales. Una vez definido este balance, usemos todas las plataformas que tenemos a nuestro alcance para este fin.

 

 

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