La economía argentina ralentiza su crecimiento en un delicado escenario

Natalia Kidd

Buenos Aires, 23 ago (EFE).- La economía de Argentina logró acumular en el primer semestre del año un crecimiento del 6,3 %, por debajo del ritmo de expansión de 2021 y afrontando pronósticos de una mayor pérdida de impulso en lo que resta del año debido a los múltiples desequilibrios y tensiones que afectan la actividad.

Según informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la actividad económica creció en junio 6,4 % respecto de igual mes de 2021, denotando una desaceleración respecto al ritmo de crecimiento interanual que se había registrado en mayo (7,6 %).

El informe indica además que en junio la actividad económica avanzó 1,1 % en comparación con el quinto mes del año.

En tanto, el crecimiento económico acumulado en los primeros seis meses del año fue del 6,3 %, bastante por debajo del ritmo de expansión del 9,7 % que se había verificado en la primera mitad de 2021.

MÁS COMPLICACIONES, MENOS VIGOR

De acuerdo a un informe de la unidad de Investigación y Desarrollo del Movimiento CREA, los distintos indicadores «muestran un estancamiento del PBI y de la actividad económica en lo que va del año».

«Así, los datos interanuales son positivos por la comparación con meses del 2021 en los cuales no se había concretado la recuperación postpandemia», observa el informe.

Las señales de ralentización en el crecimiento económico durante el primer semestre vinieron de la mano de un desempeño menos vigoroso de la industria, que acumuló un avance del 5,9 % en la primera mitad del año, una tasa sustancialmente inferior a la del 22,4 % del primer semestre de 2021.

También se debilitó el consumo, afectado por la alta inflación, que en el sexto mes del año se ubicó en el 64 % interanual, una variable que también impacta en los costes de producción y afecta las decisiones de inversión.

La escasez de divisas y las tensiones cambiarias recurrentes en Argentina también configuraron un escenario complicado para las empresas, con restricciones al acceso a divisas para pagar importaciones que se profundizaron a finales de junio.

Asimismo, muchos sectores productivos se vieron afectados en el primer semestre por problemas logísticos derivados de los problemas de abastecimiento de gasóleo, un combustible clave en el transporte de cargas y la actividad agropecuaria.

MÁS DESACELERACIÓN A LA VISTA

Los pronósticos privados dejan ver que la desaceleración en el ritmo de expansión de la actividad económica se mantendrá en la segunda mitad del año, alejándose de la recuperación del 10,4 % lograda en 2021 tras tres años de severa recesión.

«Hacia adelante el pronóstico es negativo. La aceleración de la inflación sumada a un mercado cambiario muy volátil plantea un escenario donde el Gobierno parece quedarse cada vez con menos herramientas para gestionar la crisis», señaló la consultora Orlando Ferreres en un informe sobre la actividad económica de junio pasado.

Según la última revisión del acuerdo de refinanciación sellado en marzo pasado por el Gobierno de Alberto Fernández y el Fondo Monetario Internacional, Argentina crecerá este año entre un 3,5 % y un 4,5 %, mientras que para los economistas privados que mensualmente consulta el Banco Central para su encuesta de expectativas la economía argentina avanzaría este año un 3,4 %, aunque hay previsiones aún menores.

«Proyectamos que la actividad económica permanecerá débil, producto de las múltiples restricciones cambiarias, la aceleración de la inflación que deteriora los salarios y el entorno de incertidumbre macroeconómica que erosiona la inversión. Corregimos nuestra previsión de crecimiento de 3,5 % a 2,5 % anual para 2022», dijo BBVA Research en su último informe sobre Argentina. EFE

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