Migración intraciudad

Crédito columna: Alejandro Kladniew, socio gerente de Paraguay Development SRL.

En los medios de todo el mundo se observa en forma permanente como (en particular en Italia y España) decenas de pueblos ofrecen viviendas a un euro y facilidades para que familias jóvenes se vayan a instalar. Estos procesos de migración interna hacia las urbes, en los países de occidente, se vienen dando desde hace muchas décadas y en algunos casos, ponen pueblos enteros al borde la desaparición.

Sin embargo, un fenómeno relativamente nuevo es el que ocurre con los cambios y mutaciones que ocurren dentro de ciudades consolidadas poblacionalmente.

Si uno compara el crecimiento entre la población de Uruguay y la de Paraguay, podemos notar que prácticamente en 1985 tenían una cantidad total de población similar y hoy, Paraguay más que duplica la cantidad de habitantes del país oriental.

Siempre dudé acerca de cómo y por qué se seguían desarrollando nuevos emprendimientos en Uruguay (especialmente en Montevideo) siendo que la población crece a niveles muy bajos, pero hay una muy alta oferta de desarrollos inmobiliarios nuevos.

Por un lado, supongo -como pasa en muchas ciudades del mundo- que menos personas, ocupan más viviendas. Es decir, años atrás, había más personas por viviendas de las que hay hoy.

En muchos casos, hay más personas que viven solas de las que había antes, ya sea porque ha disminuido la cantidad de matrimonios y es elevado el índice de divorcios, como por una suba de la expectativa de vida o por la baja conformación de familias numerosas en algunos segmentos socioeconómicos, por ejemplo.

Por otro lado, encontramos que nuevas generaciones -en la medida que su situación económica lo permite- desean vivir en nuevos barrios o en sectores que se reciclan, donde claramente los desarrollos y servicios apuntan a una población joven.

Un caso típico de esta situación se puede observar claramente en barrios de Buenos Aires, como por ejemplo amplias zonas de Palermo, en donde emergieron edificios diseñados y concebidos para una nueva generación, rodeados de servicios y comercios para el consumo de este target, siendo que hasta hace una década era un barrio de adultos mayores que vivían en viviendas viejas.

Asimismo, hay sectores de las ciudades que dejan de ser atractivos por causas varias para las nuevas generaciones y encontramos propiedades vacías, donde es casi imposible lograr que se alquilen o vendan. Estos sectores o barrios eventualmente se vuelven viejos, peligrosos y/o alejados de nuevos centros de trabajo, entretenimiento, esparcimiento, comercios, nuevas escuelas, etc. El barrio o sector que otrora fue aspiracional para una generación, ya no lo es para la presente.

Es decir, a pesar que hay en nuestra región muchos países y ciudades específicas donde el déficit habitacional es muy grande, tenemos barrios o sectores con muchas viviendas disponibles despobladas que incluso tienen un buen nivel de servicios públicos; pero sin embargo es muy difícil su comercialización. Dichas zonas se van deteriorando, envejeciendo y volviéndose en muchos casos inseguras. Lo que en su momento fue una zona altamente requerida para vivir, se transforma en una zona “inhabitable”.

En lo que hace a Asunción en particular, notamos desde hace tiempo que algunos sectores del centro de la ciudad padecen de este problema y que resolverlo es un complejo y complicado desafío. La instalación de nuevos ejes urbanos con una oferta más atractiva de oficinas corporativas, entretenimiento, nuevos colegios, paseos de compra y gastronomía, entre otros atractivos, conspira contra otros lugares de la ciudad que para las nuevas generaciones son “viejos”.

Proyectos como la costanera norte y los nuevos ministerios aun no inaugurados, son buenos indicadores estratégicos que pueden ayudar a mejorar la situación. Este tipo de problema es un desafío que requiere del aporte, capacidad e inteligencia de todos los sectores afines al tema públicos y privados.

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