Asunción, 27 oct (EFE). – El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, se disculpó este jueves con las víctimas del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) ante la indignación que causó en el país la entrada del féretro del abatido líder de esa guerrilla, Osvaldo Villalba, a una cárcel de mujeres para recibir el último adiós de su hermana ahí recluida, Carmen Villalba.
«Fue un error, un error lamentable», declaró el mandatario a periodistas durante una visita a una planta de tratamiento de aguas en la zona de Viñas Cué, en Asunción.
El gobernante reaccionó así ante el malestar que causó la entrada del ataúd al penal del Buen Pastor, pese a que inicialmente se le negara el acceso, y consideró que no se le puede dar «ningún privilegio a nadie».
Abdo Benítez confesó que se enteró de lo ocurrido a través de la prensa, por lo cual pidió un informe.
«No me satisfizo la respuesta ni los argumentos de la toma de decisión, entonces inmediatamente destituí al ministro y solicité también la destitución de la directora del Buen Pastor (Marian Vázquez)», afirmó el presidente, quien dijo entender «perfectamente la indignación de la ciudadanía en general» .
«Yo también me sentí indignado como la ciudadanía. Pido disculpas principalmente a las víctimas de los secuestros por este hecho, pero también condeno la manipulación de los sectores políticos», complementó.
En todo caso, defendió que la muerte de Osvaldo Villalba en combates con militares de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) fue «un triunfo muy importante».
«Descabezamos al EPP, cosa que no pudo hacer ningún otro Gobierno», reivindicó Abdo Benítez, para quien «este gran avance en la lucha contra el terrorismo es lo importante de este episodio», aunque insistió en que hubo este «hecho triste y lamentable».
En ese sentido, criticó a los sectores que aprovecharon «este tropiezo» para «tratar de desteñir todo el esfuerzo» de las fuerzas de seguridad.
Familiares de los secuestrados por el EPP y congresistas de distintas fuerzas políticas exteriorizaron su malestar por lo ocurrido con el féretro del jefe guerrillero, cuya muerte supuso un golpe para el EPP. EFE