No es lo mismo ilusión que esperanza: acerca de las próximas elecciones en Paraguay

Crédito columna: Alejandro Kladniew, socio gerente de Paraguay Development SRL.

Ilusión y esperanza suelen ser usadas de manera indistinta, cuando en realidad se refieren a situaciones diferentes. Incluso de una actitud completamente distinta.

¿QUÉ ES TENER ESPERANZA?

La esperanza se encuentra relacionada con tener la confianza que se logrará algo o que sucederá algo que se espera. Donde tenemos una posibilidad real que ocurra, incluso siendo demasiado pequeña.

Porque la esperanza es realista, a pesar de considerarse altamente optimista. Donde se sabe que hay una posibilidad de fracaso y que no ocurra. Pero también se tiene en cuenta que puede llegar a darse.

¿Y QUÉ ES UNA ILUSIÓN?

En este caso, es cuando esperás que ocurra un suceso, pero a diferencia de la esperanza, no existe un fundamento real para que pase. Incluso puede llegar a suceder, pero al menos de tu parte no puedes explicar el motivo.

De hecho, la ilusión suele estar relacionada con una distorsión de la percepción. Donde se habla de esperar un resultado, cuando en definitiva todo parece indicar que no sucederá. Simplemente tenemos la ilusión.

Hace unos días atrás, participé de una reunión con un político que se postula para uno de los cargos ejecutivos más importantes del país, respondió ante preguntas y reclamos lógicos de los presentes, respecto a ciertas normas y medidas que consideraban estos incorrectas o injustas, que había algunas cosas que se podían hacer y otras que no.

Todos sabemos que la mayoría de los políticos en campaña suelen decir que van a resolver todo, por lo cual, resulta un aliciente que un candidato pueda decir que todo no va a poder resolver, y mucho más cuando uno le habla de temas puntuales y concretos.

Actitudes como este ejemplo, son las que considero que los ciudadanos tenemos que buscar para analizar quien nos está proponiendo una esperanza y quien nos quiere vender una ilusión.

Otra forma en la que uno puede evaluar el grado de esperanza e ilusión que proponen los políticos, está en analizar cómo fueron sus trayectorias pasadas en la gestión pública. Una alternativa concreta es medir lo que prometieron y lo que realmente hicieron cuando ocuparon cargos oficiales.

Porque en tren de seducción, están quienes prometen el “oro y el moro” sin ningún tipo de reparo. Estos personajes estudian muy bien lo que nos gustaría escuchar, pero saben que nada de eso que dicen pueden llevar adelante.

En esa línea y en contra de nuestras ansiedades o necesidades perentorias, cualquier tipo de mejora o cambio político, va a requerir de un proceso complejo y del mediano o largo plazo en la mayoría de los casos y temas.

En síntesis, un nuevo gobierno nos debe abrir esperanzas ante un posible futuro superador al presente actual, pero solo eso será posible si no dejamos que nos seduzcan propuestas ilusorias y logramos votar por propuestas posibles, aun si estas solo satisfacen parcialmente nuestras expectativas o deseos.

Nunca se le podrá sacar agua a una piedra.

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