Sandra Noguera: “Paraguay debe apuntar a convertirse en un país agroindustrial”

Aunque Paraguay no genera negocios de manera directa con China, también se ve afectado por la gran concentración del mercado mundial de soja en estado natural.

Sin embargo, el mercado global de harina, pellets y aceite de soja está menos concentrado: una gran oportunidad de desarrollo para las fábricas paraguayas. 

En la foto: Sandra Noguera, gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).

Las industrias aceiteras paraguayas deben competir por la materia prima nacional con las fábricas de otros países (sobre todo Argentina), que cuentan con incentivos y beneficios fiscales para procesar granos locales o importados, de modo a aprovechar las ventajas de agregar valor en su país, lo que se traduce en más y mejores puestos de trabajo y comercializar productos con mayor precio.

Los constantes cambios de regla, en detrimento de la industria aceitera paraguaya, llevaron a que en los últimos años se haya visto una reducción en el volumen de molienda de soja (la principal oleaginosa de Paraguay), mientras que la cosecha en el país sigue un ritmo ascendente.

ADMISIÓN TEMPORARIA FORTALECERÁ COMPETITIVIDAD DE LA INDUSTRIA ACEITERA PARAGUAYA

La industria aceitera paraguaya tiene la capacidad de procesar 4,2 millones de toneladas de oleaginosas, pero actualmente procesa alrededor de 3 millones de toneladas, o incluso menos en años como el 2022 cuando se sufrió una importante sequía.

“Una política industrial que contemple la aprobación del régimen de admisión temporaria para importar materias primas y equiparar al sector con el resto de las industrias que exportan productos industrializados, permitirá al sector aceitero ser más competitivo y aportar al desarrollo del país”, sostuvo Sandra Noguera, gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).

Inversiones realizadas a principios de la década pasada permitieron un aumento significativo de la capacidad de molienda, de 1,5 a 4,5 millones de toneladas al año (cifra que posteriormente bajó a 4,2 millones debido al cese de operaciones de molienda de una industria). Sin embargo, los cambios de regla no permitieron la consolidación del sector y restringieron el desarrollo de nuevos negocios.

“Consideramos que es clave, si Paraguay apunta a convertirse en un país agroindustrial en lugar de un país que exporta productos en estado natural, establecer medidas que mejoren las condiciones de competitividad de las industrias y equilibren las ventajas que tienen las empresas que se dedican a comprar granos en estado natural para las industrias de otros países”, analizó la ejecutivo. 

La producción promedio de soja paraguaya (la principal oleaginosa del país) entre el 2019 y el 2021 fue de 9,68 millones de toneladas al año. De este total, apenas el 33% (cerca de 3,15 millones de toneladas) fueron procesadas por la industria aceitera nacional.

“Para la Cappro es importante seguir aumentando la molienda de oleaginosas en el país, a la par que se trabaja por desarrollar otros sectores o industrias relacionadas como la avícola, porcina o la de biocombustibles, entre otros”, agregó Sandra Noguera.

¿QUÉ SE NECESITA PARA TENER UNA INDUSTRIA SÓLIDA?

Argentina, principal procesador y exportador de aceite de soja del mundo, permite a sus industrias de molienda importar materia prima agrícola de otros países bajo un régimen simplificado denominado “admisión temporaria”, que apunta a adquirir granos para procesarlos en sus fábricas, lo que implica un beneficio para las empresas de ese país con el que la industria de Paraguay no cuenta.

Este y otros incentivos convirtieron al país vecino en el polo agroindustrial más grande de la región y lo posicionaron entre los principales exportadores del mundo.

Para el desarrollo de la industria aceitera paraguaya y la consolidación del sector, la Cappro propone el ajuste normativo del régimen de admisión temporaria vigente para posibilitar la importación de materia prima con fines de industrialización y un esquema de equiparación tributaria para la industria aceitera con relación al resto de las industrias que exportan.

Así también, una lucha frontal contra el contrabando y seguir trabajando para asegurar una producción sustentable de modo que Paraguay se adapte a las exigencias de los consumidores del mundo.

A todo esto, el gremio añade la importancia de contar con una bolsa desarrollada, lo que generará beneficios tanto para los compradores como para los agricultores.

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