La reelección de Recep Tayyip Erdogan amenaza con aplazar el saneamiento de la sobrecalentada economía

Estambul, 29 may (EFE). – La reelección el domingo de Recep Tayyip Erdogan como presidente de Turquía marca una senda de continuidad para la política turca, pero vaticina a la vez graves turbulencias económicas, según los analistas consultados por EFE.

«No espero una reacción de choque de inmediato. Se ha acabado la incertidumbre y ahora (los mercados) tomarán posición en consecuencia. Pero con la continuación de las políticas anteriores, la lira seguirá perdiendo valor», declaró a EFE el economista Mustafa Sönmez.

La primera reacción de la lira llegó aún en la noche del domingo, con una bajada del 0,7% frente al dólar, hasta marcar 20,1 unidades por dólar, frente a los 19,9 habituales durante la última semana.

Al igual que en similares movimientos en la última semana, la lira recuperó las pérdidas de inmediato, pero durante la mañana volvió a la senda bajista y por primera vez parece establecerse hoy de forma permanente en la cota de las 20 unidades por dólar, equivalente a 21,5 liras por euro.

El cambio de la lira frente al dólar está artificialmente sostenido por el Banco Central, que vende divisas para estabilizar la moneda cada vez que se observa una pérdida en los mercados, según aseguran todos los economistas consultados.

El propio Banco admitió ya en 2021 «una intervención directa en los mercados mediante ventas por motivo de la evolución no saludable de los cambios de divisas», y esta práctica parece continuar, pero los analistas se preguntan hasta cuándo puede sostenerse.

La semana pasada, las reservas netas del Banco Central alcanzaron por primera vez desde 2002 valores negativos, tras perder 25.000 millones de dólares en dos meses, informa la prensa económica turca.

El sangrado de las reservas se debe a diversos mecanismos establecidos para asegurar la estabilidad de la moneda, como un esquema de cuentas de ahorro que el Gobierno lanzó en diciembre de 2022, ofreciendo una alta rentabilidad para depósitos fijos y, además, un valor garantizado acorde al cambio del dólar.

Esto es, esencialmente, cubrir las pérdidas mediante el dinero de los contribuyentes, denunció Mustafa Sönmez, quien estima este lunes el valor de estos depósitos en unos 2,5 billones de liras (unos 125.000 millones de dólares), vaticinando serios quebraderos de cabeza a los bancos, que deben pagar tasas de interés hasta del 35%.

El economista Bilge Yilmaz, asesor financiero del partido opositor IYI, señaló hace pocas semanas que hay 110.000 millones de dólares en este esquema y aseguró que habrá que ir cerrando estas cuentas de forma paulatina para sanear la economía.

Pero este saneamiento pasará necesariamente por subir de forma drástica los tipos de interés, actualmente en el 8,5%, por indicación expresa de Erdogan, mientras que la inflación interanual supera el 40%.

Subir los tipos incentivará el ahorro y estabilizará la moneda, pero también frenará el consumo y, con ello, la producción y el empleo, una perspectiva preocupante para la clase trabajadora turca que Erdogan ha querido evitar antes de las elecciones.

La lógica señala que una vez ganados los comicios ha llegado el momento de aplicar medidas dolorosas, pero en la propia noche electoral, Erdogan señaló a sus seguidores el siguiente objetivo: recuperar en las elecciones municipales de marzo próximo la alcaldía de Estambul, que su partido, el islamista AKP, perdió en 2019.

Quizás intente mantener hasta entonces la actual dinámica de fomentar gasto, consumo y empleo, pero es dudoso que las reservas del Banco Central lo permitan.

«La pregunta que me hacen los inversores internacionales es: ‘Hastas cuándo aguantarán las divisas de Turquía?'» escribió esta semana en economista turco Atilla Yesilada, vaticinando que el Banco Central se puede ver pronto obligado a limitar el libre cambio de divisas.

Ya existen mecanismos de este tipo, recordó en conversación con EFE el empresario y analista Emre Deliveli: todo empresario que cobre en divisas, sea como exportador o en el sector turístico, está obligado a derivar un 40% de estos ingresos al Banco Central, obteniendo liras a cambio.

Pero este tipo de limitaciones se podrían hacer ahora oficiales y generales, teme Yesilada, pronosticando tiempos turbulentos. EFE

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