Argentina: del populismo a un posible gobierno de ultraderecha en un solo PASO

Crédito columna: Laura Ivaldi, especialista en marketing y comunicación, socia de IM Consumer Intelligence.

Cobertura desde Argentina sobre las elecciones primarias.

Mientras en Paraguay la atención estuvo centrada en la asunción del nuevo presidente Santiago Peña, Argentina está sumida en el estupor que provocaron los resultados de las elecciones primarias del último domingo (13) donde Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza, ha sido declarado ganador de las elecciones primarias de Argentina, con el 37,3% de los votos.

El triunfo de Milei es una verdadera sorpresa, ya que no se esperaba que obtuviera una mayoría tan amplia. Ningún sondeo de opinión lo había podido predecir, aun en el marco de la rigurosidad de estudios de consultoras bien consolidadas.

Este candidato bien conocido en Paraguay, por su impronta disruptiva polémica y provocativa y sus propuestas extremas -como la portación libre de armas y la protección del individuo desde su concepción terminando con la posibilidad del aborto legal, solo por mencionar algunas- y sus visitas al país, ha resultado ganador generando un hecho histórico para la Argentina.

Estos resultados marcarían el fin de la famosa “grieta” de la que se habla hace años entre el Kirchnerismo y la oposición “Juntos por el cambio” y lo coloca como una tercera fuerza, hoy con altas probabilidades de ganar las elecciones presidenciales en octubre de 2023.

El candidato de derecha a la presidencia de Argentina más votado en las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), impulsa un plan que promete transformar al país en tres etapas que se consolidarían en 35 años.

Solo resta pensar si esto, en el contexto sociocultural argentino, es factible. Sus propuestas apuntan a responder las necesidades imperiosas de los ciudadanos. Un país golpeado por una inflación que supera el 100% anual que degrada el sueldo día tras día y los casos de inseguridad que aumentan en forma incesante. Este resultado pone de manifiesto el hastío de una sociedad cansada de promesas incumplidas y la esperanza tal vez, en una proposición y un protagonista diferente.

PROPUESTAS Y ENTRE OTRAS COSAS, LAS RELACIONES EXTERIORES

La plataforma de Javier Milei, donde formaliza su programa de gobierno, propone trabajar en una primera instancia en un recorte significativo del gasto público y una reforma para reducir impuestos, con una flexibilización en los ámbitos laboral, comercial y financiero.

La dolarización de la economía, el fin de las indemnizaciones laborales y así como la implementación de un seguro de desempleo con el objetivo de reducir los costos y acabar con el empleo informal.

También propone bajar la edad de imputabilidad de los menores, prohibir el ingreso de extranjeros con antecedentes penales y la deportación de extranjeros que cometan delitos en el país.

Ahora bien, en el tema tributario, sus planteos proponen la eliminación y baja de impuestos, así como las retenciones y derechos de exportación y todo tipo de aranceles de importación para insumos. Desde su visión, quiere replicar en Argentina las condiciones favorables por las que hoy los inversores eligen radicarse en Paraguay. En el potencial gobierno de Milei, según sus dichos, podrían encontrarlas en el propio país.

Su impronta viene agitando la conversación pública. Pero cabe resaltar que se trata de un candidato que no tiene aparato político de respaldo. Ni en el Congreso ni en el interior del país donde sus propuestas, en el marco de elecciones desdobladas, no alcanzaron el número suficiente de votantes para erigirse como gobernadores.

A este hecho se suma que en las últimas semanas se hicieron públicas denuncias de venta de candidaturas desde su partido y de tener estrechos lazos para la conformación de listas con el candidato del oficialismo, Sergio Massa.

El escenario planteado no podía predecir el desenlace de las primarias, pero acá estamos hoy bajo el dilema y el pensamiento generalizado que de ganar Javier Milei en las elecciones presidenciales, es complejo poner en marcha y sostener su propuesta en un país como la Argentina.

MIENTRAS TANTO

El oficialismo, bajo la figura de Sergio Massa -hoy ministro de Economía- y la oposición con la figura de la candidata ganadora Patricia Bullrich, tienen el arduo trabajo en estos meses, de hacer todo lo posible por modificar el mapa electoral. Pero hoy Milei en este contexto, ha recibido las congratulaciones de representantes de la derecha en el mundo y de Latinoamérica, ha sido felicitado hasta por el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro.

ALGUNAS CONCLUSIONES ¿FINALES?

Este escenario en Argentina pone de manifiesto una vez más, la complejidad de obtener resultados válidos en los sondeos de opinión porque el público no manifiesta su pensamiento real ni siquiera en el marco de una encuesta anónima.

Cada año se pone más en tela de juicio el rol de las encuestas previas a una elección, porque el electorado está cambiando y los comportamientos del público y su papel esencial en cuanto a brindar información para los partidos sobre las prioridades a las que le da valor la sociedad, no quedan claros en los resultados de las encuestas.

Siempre se indicó desde lo empírico y lo académico, que la verdadera opinión pública se manifiesta en las urnas y si bien esta instancia fueron solo elecciones primarias, dejan abierto el final para lo que podría pasar en los próximos dos meses.

Quién suscribe esta nota fue testigo de una conversación callejera en un semáforo donde dos personas jóvenes indicaban haber votado a Javier Milei para ver qué pasa, adicionando el comentario, “No me lo imagino presidente, lo vote para ver qué pasa” ¿Esto podría ser reflejo de la actitud de muchos o solo de unos pocos? Hoy es complejo saberlo y solo resta esperar.

En un contexto de desinformación, cada partido debe generar sus propias estrategias de cara a los resultados finales en unos pocos meses.  Como en el marketing comercial, en el político también se trabaja en pos del segmento y sus necesidades, pero la decisión final siempre está en las manos público o del electorado.

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