Mi jefe es un tibio, no se juega por nada

Crédito columna: Claudio Fontana, CEO en CFC Group.

¿Tuvo o tiene algún jefe que se ajusta a esta definición?, Okkkkkk, diría un conocido de la mayoría y sabemos lo desgastante e improductivo que resultan estas jefaturas en los equipos de trabajo. Ni hablar si además el susodicho es considerado por la organización como un “líder”.

Propone reuniones numerosas y prolongadas, posterga respuestas, siempre está ocupado, solo le interesa cumplir con lo que su propio jefe le pide y por supuesto no firma nada, no decide nada, se ampara constantemente en una firme e irritante burocracia.

Lo increíble es que muchas organizaciones premian y avalan estos perfiles. En mi opinión, son funcionales a la parte superior del organigrama que no quiere correr riesgos y considera la inacción como prudencia.

Teniendo en cuenta que gran cantidad de funcionarios solo quieren mantener su puesto de trabajo (aunque no lo digan), no es extraño que estos “líderes” también encajen en el conformismo y la mediocridad general. En un clima donde reina la inseguridad, cualquier propuesta que rompa el status quo es visto como peligrosa y amenazante.

Escucho constantemente a muchos directores que me expresan en confianza: “Claudio, ¡no decido prácticamente nada!”. Por más que se proclame lo contrario, la incertidumbre no deja lugar a la innovación y la creatividad; los presupuestos no acompañan el ideal de crecimiento, employee experience, custumer experience y cultura organizacional que impulsa el imaginario popular.

En mis workshop suelo preguntar: ¿Qué estilo de liderazgo es aspiracionalmente más conveniente en este momento?

¿Autocrático/dictatorial; Democrático/participativo; Liberal/less affaire?

Si, por supuesto, más del 80% responde con firmeza: “democrático y participativo”. Romántica expresión que podría estar acompañada de una suelta de palomas y que probablemente sea un punto clave para pensar la posible resolución de este tema.

Les dejo algunas preguntas que yo me hago y que nos puede ayudar (como dice mi amigo Freddy Kofman) a crecer en nuestro nivel de conciencia:

¿Liderazgo democrático es tener en cuenta sistémicamente a todos o pretender que todos queden conformes?

¿El liderazgo participativo es visto por los liderados como un gesto de inclusión y empoderamiento motivacional; o una excusa del líder para no arriesgarse a tomar decisiones de manera individual?

¿Ser un líder permanentemente democrático prepara a futuros líderes para que se enfrenten a situaciones críticas y/o complejas?

¿La antítesis del liderazgo participativo es el liderazgo autocrático o el less affaire?

Cuando se dice que el liderazgo debe ser situacional y versátil ¿aplica en los casos que el líder es 95% democrático y el resto otros estilos?

Seguramente podrían agregarse más preguntas. Lo importante es cuestionar de manera constante la forma en que hacemos las cosas y no olvidarnos nunca de ser muy sinceros a la hora de evaluar los resultados que esas formas nos devuelven.

Las redes sociales aparentan una cosa, la realidad no siempre coincide con las apariencias.

Por último, dejo una famosa frase de un líder criticado y admirado, pero absolutamente exitoso: “Si usted quiere que todo el mundo esté contento, no sea un líder: venda helados”. Steve Jobs.

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