La sequía y la inflación golpean a la debilitada economía de Argentina

Buenos Aires, 19 sep. (EFE). – El producto interior bruto (PIB) de Argentina se debilitó en el primer semestre del año, golpeado por la sequía y una alta inflación que profundizan los desequilibrios de una economía atravesada, además, por la incertidumbre electoral.

Según informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el PIB del segundo trimestre se contrajo un 2,8 % en relación al primer trimestre del año, período en el que apenas había crecido un 0,9 %.

Además, entre abril y junio pasado, el PIB cayó 4,9 % en relación al segundo trimestre de 2022, el primer resultado negativo desde el cuarto trimestre de 2020, cuando la actividad había registrado un desplome del 4,3 % interanual.

De acuerdo al informe oficial, en el acumulado del primer semestre, el PIB de Argentina registró un alza del 1,5 %, evidenciando un fuerte freno respecto al avance del 6,5 % logrado en la primera mitad de 2022.

De este modo, los datos confirman un deterioro en el desempeño económico, provocado por la severa sequía que ha sufrido Argentina y los propios desequilibrios que arrastra el país: un «cóctel» de alta inflación, exiguas reservas monetarias y déficit fiscal agravado por el golpe climático al sector agroexportador, principal fuente de divisas de la nación suramericana.

SEQUÍA E INFLACIÓN

Según el informe oficial difundido este martes, la agricultura fue el sector económico que más cayó en el segundo trimestre: un 40,2 % en términos interanuales.

«Una grave sequía ha reducido el rendimiento de los cultivos y la economía. Los daños se manifiestan en ‘shocks’ directos de oferta y en la pérdida de ingresos de exportación», observó la calificadora de riesgo Moody’s en un reciente informe.

La sequía tuvo un fuerte impacto en las exportaciones de Argentina, que se hundieron un 24,5 % en el primer semestre, un fenómeno que tuvo su correlato en una menor recaudación de impuestos a las exportaciones agrarias y en el resultado fiscal, con un déficit primario acumulado en la primera mitad del año equivalente al 1,1 % del PIB, según cálculos privados.

También tuvo su impacto en las reservas monetarias de Argentina, que en lo que va del año han caído en 17.130 millones de dólares, con niveles exiguos que desde julio de 2022 obligan a restringir las importaciones, las cuales, según datos oficiales, se contrajeron 8,5 % en el primer semestre del año.

Las restricciones a las importaciones, entre otros factores, también afectan al desempeño del sector manufacturero, que, de acuerdo al Indec, acumuló una expansión de apenas el 1,3 % en la primera mitad del año.

La elevada inflación, con un alza acumulada del 50,7 % en el primer semestre, ha golpeado además al consumo.

Según el informe oficial difundido este martes, en el segundo trimestre el consumo privado se retrajo 1,3 % con respecto al primer trimestre y apenas avanzó 0,8 % en términos interanuales.

EN CAÍDA

El panorama en el segundo semestre no es alentador.

La inflación saltó en agosto un 12,4 % en relación a julio y un 124,4 % en términos interanuales tras la devaluación del 22 % en el tipo de cambio oficial del 14 de agosto, un día después de las elecciones primarias, una medida que el Gobierno atribuyó a una exigencia impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Según la consultora LCG, la corrección cambiaria conlleva una «nominalidad más alta» que erosiona «aún más rápido el poder adquisitivo, impactando en el consumo», y que, sumada a las restricciones sobre las importaciones, deprime la demanda de la actividad industrial y comercial.

«Sobre esta coyuntura se monta un escenario político incierto que paraliza los proyectos de inversión, afectando así también el nivel de empleo y creación de puestos de trabajo», dijo la firma, que proyecta una contracción económica del 3,4 % para este año.

Moody’s, que pronostica una caída del PIB del 3,5 % para este año, coincide en que «un ciclo de retroalimentación negativa proveniente de la devaluación» alimenta «aún más la inflación» y «ha reforzado la dinámica recesiva al endurecer las condiciones financieras». EFE

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