Crédito columna: Alejandro Kladniew, socio gerente de Paraguay Development SRL.
Cada vez que se gasta más de lo que se recauda, como se hizo en el 2023, podemos malograr el futuro del país.
Mantener el equilibrio fiscal es seguir en la senda del crecimiento.
En 2023 el déficit fiscal de Paraguay fue del 4,1% del PIB, los gastos del Estado fueron un 17,4% mayores a los ingresos (6,47%).
En enero de 2024 ha mejorado sustantivamente la recaudación y ha bajado el déficit fiscal anualizado. Pero, por ejemplo, los salarios del Estado han subido un 9,8%.
Como podemos observar en los números del 2023, los ingresos fueron superiores a la inflación, lo cual debería ser una excelente noticia; pero el incremento del gasto público fue altamente superior a los ingresos.
Seguramente si encuestamos a la mayoría de los ciudadanos -salvo los pocos beneficiados directamente con el incremento del gasto- dirían que no observan que dicho gasto haya sido para alguna mejora tangible en las enormes carencias de Paraguay, como en lo que hace a salud, educación, justicia, transporte o vivienda.
Desde hace varios gobiernos que no se cumplen las metas fiscales y prácticamente todos los especialistas piden que se vuelva al equilibrio, lo que no se hace y se continua en déficit y tomando deuda que -en muchos casos- no impacta en términos de desarrollo, sino de gasto.
Asimismo, las comparaciones puntuales de Paraguay con otras economías de peor desempeño, no deben hacer que nos distraigamos que no es esta senda la correcta.
Este cuadro se ve empeorado por la percepción de la población, ya que varios de los poderes del Estado continúan con la inclusión de amigos, familiares y personas a las que parece que se les devuelve algún favor, trabajando en diferentes áreas de gobierno, siendo que estos cargos seguramente no modifican sustantivamente las cuentas públicas. Pero este tipo de actitudes de quienes deberían cuidar el dinero de todos, no hacen más que ampliar el mal humor de muchos.
Incluso en estas semanas que pasaron, se mencionó positivamente que Paraguay puede acceder a tasas de interés más bajas para pagar su deuda como una noticia alentadora, que obviamente lo es, pero lo más alentador sería decir que no se seguirá tomando nuevas deudas.
Asimismo, hemos recibido la noticia durante el mes de enero 2024 que Paraguay continúa como el segundo más corrupto en Sudamérica solo después de Venezuela, según el ranking de la organización alemana Transparency International, que evalúa a 180 países del mundo.
Obviamente esta noticia en nada ayuda al desarrollo, inversión, acceso a créditos internacionales, mejores tasas y generación de empleo.
Es por eso que se me ocurrió en esta nota (que puede ser de ilustración para la realidad que vivimos) recurrir a la fábula de cómo se mató a la «gallina de los huevos de oro» –que en este caso sería la situación económica actual de Paraguay.
Esopo fue un antiguo poeta griego famoso por sus fábulas, entre ellas este cuento con moraleja titulado “La gallina de los huevos de oro”.
En esta fábula, genial para educar a los niños en valores, Esopo cuenta la historia de un granjero pobre que es premiado con una gallina que pone huevos de oro. Su suerte puede cambiar y pasar de ser terriblemente pobre a ser inmensamente rico ¿lo logrará?
Érase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca. Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo:
“…Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro”.
El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral.
Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio. Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de oro.
¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo. Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la comarca.
Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó ¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro.
Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina.
Moraleja: a causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este tonto aldeano malogró la fortuna que tenía.
¿Quién sería en este caso el granjero en Paraguay?
En este caso, el granjero sería el gobierno (políticos, jueces y legisladores) que mayormente percibimos se sirven del Estado, en vez de servir al Estado. Que pasan y pasan; y siguen endeudando -rompiendo las gallinas de los huevos de oro- y no cumpliendo con el equilibrio fiscal y sin disminuir el nivel de corrupción.