Sector asegurador: desafíos para el quinquenio

* Crédito columna: Diego Duarte Schussmuller, presidente – gerente general de Solventa.

Los recientes años de bonanza económica hicieron posible que muchos sectores de la economía paraguaya, entre ellos el sector asegurador, se expandan holgadamente a tasas anuales de dos dígitos.

Pero en el quinquenio 2016 – 2020 la coyuntura parecería cambiar hacia un escenario con mayores desafíos para la industria y crecimiento más modesto de los negocios.

En un periodo en que el primaje crecía a tasas que rondaban el 15% o 20% anual de la mano de pujantes sectores como el agropecuario, financiero, comercial y de consumo (incluyendo la venta de vehículos nuevos y usados), entre otros, el sector asegurador duplicó la producción de primas, pasando de G. 1,1 billones (US$ 200 millones) en 2011 a G. 2,1 billones (US$ 382 millones) en 2016.

Dicha expansión hizo que las compañías de seguros, en un marco de fuerte competencia, expandan sus operaciones mediante el ofrecimiento de atractivas tarifas (y bajos márgenes), complementadas con diversos beneficios y facilidades de pago.

A esto se agregaba la instalación de centros de atención al cliente en todo el territorio nacional, con el consecuente aumento de dotaciones de personal y de otros gastos de explotación (administración), que finalmente se lograban diluir con el crecimiento comercial. 

RETOS

Sin embargo, en la actualidad se llega al quinquenio en que la importante y rápida desaceleración de los sectores económicos citados precedentemente encuentra a muchas compañías de seguros enfrentando

a) Un menor ritmo de crecimiento del primaje, por debajo de los dos dígitos (ver cuadro), que lleva al surgimiento de capacidades instaladas ociosas, por ejemplo en términos de agencias, centros de atención y estructuras administrativas.

b) Dificultades para la cobranza de las primas parceladas en cuotas, por el deterioro de la capacidad de pago de sus clientes, exacerbadas por limitadas estructuras y gestión de cobranzas en muchas compañías para la realización de reclamos / seguimientos y cobranza efectiva, con el impacto en el flujo de caja (liquidez) y la constitución de previsiones por incobrabilidad que afectan los resultados netos.

c) Un aumento de la siniestralidad en determinados ramos en detrimento de la calidad de riesgos suscriptos, especialmente el de automóviles, luego de años de fuerte crecimiento del volumen de primas.

d) Elevados gastos de producción vinculados a importantes comisiones de agentes, corredores de seguros y entidades financieras para preservar fuerzas de ventas y carteras de primas en un ambiente de alta competencia, donde los intermediarios se concentraron en tareas comerciales y descuidaron la gestión de riesgos y cobranzas.

e) Gastos de explotación que consumen significativas proporciones del margen bruto, con vinculación a lo señalado en el primer punto.

f) Crecientes pérdidas operativas netas como consecuencia de los problemas reseñados en los puntos precedentes. Es así como el número de compañías aseguradoras que reportaron pérdidas operativas netas aumentó de solo cinco en 2011 (de un total de 35 empresas que operaban en el mercado) a diez en junio de 2015 y finalmente a 15 al cierre del ejercicio 2016.

g) Mayores requerimientos regulatorios en términos de preservación de adecuados niveles de liquidez que permitan responder a eventuales contingencias. Situación que ocurre cuando las dificultades en la cobranza de primas y los acotados resultados financieros limitan la capacidad de constitución de activos líquidos, lo que en varios casos exigiría aportes de capital fresco de los accionistas.

Con estas restricciones, en un quinquenio en el que los mercados probablemente no tendrán el dinamismo observado en los inicios de la presente década, la calidad del management en la organización, el fortalecimiento de las buenas prácticas de gobierno corporativo, la aplicación de tecnologías, los controles, la gestión de riesgos y la constante búsqueda de eficiencia operativa serán las claves para sortear los desafíos actuales y futuros.

* Publicada en la edición N° 43 de Economía y Sociedad, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP).

Tipo de cambio: 1 dólar = 5.500 guaraníes

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