Reino Unido: sector financiero teme efectos económicos de un «brexit» sin acuerdo

Guillermo Ximenis

Londres, 21 ago (EFE).- El «brexit» sin acuerdo que el Gobierno británico parece determinado a ejecutar el 31 de octubre amenaza con dificultar las operaciones financieras entre ambos lados del canal de la Mancha, disparar la inflación en el Reino Unido y desplomar el valor de la libra esterlina.

El país afronta una posible sacudida económica en un momento en el que se encuentra al borde de la recesión, tras haber registrado una contracción del PIB del 0,2 % en el segundo trimestre.

El sector financiero, que representa el 6,9 % de la economía británica -132.000 millones de libras o 144.000 millones de euros-, es uno de los que prevé adentrarse en un terreno incierto en caso de una salida no negociada de la Unión Europea (UE).

«Algunos servicios financieros británicos transfronterizos se verán afectados», se limita a constatar la hoja de ruta del Gobierno británico para un «brexit» duro, filtrada esta semana a la prensa.

Instituciones y firmas del sector han advertido con más detalle de los riesgos que afrontan.

Uno de los más acuciantes, según la Asociación de Mercados Financieros en Europa (AFME, en inglés), será el cambio de modelo operacional el 1 de noviembre, el día después de que el Reino Unido haya abandonado el bloque comunitario.

Si se produce una salida abrupta, no entrará en vigor el periodo de transición de dos años que habían diseñado Londres y Bruselas, por lo que los mercados deberán adaptar sus sistemas a la nueva realidad sobre la marcha, durante un viernes laborable en el Reino Unido, aunque festivo en algunas plazas europeas.

Tras ese primer escollo, el Reino Unido deberá negociar el acceso que tendrá en el futuro a los clientes de la UE, un marco regulador que quedará en el limbo con un «brexit» sin acuerdo.

Tanto Londres como Bruselas se han comprometido a aplicar permisos provisionales para que continúe el acceso a servicios financieros clave, pero esas concesiones solo están previstas para un periodo corto.

El temor a perder el acceso al mercado único ha llevado a las firmas británicas a invertir 1.300 millones de libras (1.420 millones de euros) en costes de recolocación en países comunitarios, asesoramiento legal y provisiones de contingencia, según datos de la consultora EY.

Otros 2.600 millones de libras (2.840 millones de euros) se han dedicado a inyectar capital en las nuevas sedes fuera del Reino Unido.

Dublín ha sido la principal beneficiada por esa recolocación, si bien Luxemburgo, Fráncfort y París, entre otras ciudades, también han recibido nuevas inversiones.

Ante ese escenario, Stephen Jones, director de UK Finance, patronal que agrupa a 250 firmas financieras del Reino Unido, ha reclamado a la UE que tome más medidas para «reducir las potenciales incertidumbres» de un «brexit» duro.

El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, ha indicado que los hogares y las empresas europeas se podrían ver afectadas por una interrupción de los servicios financieros desde Gran Bretaña.

Al mismo tiempo, ese escenario «puede amplificar la volatilidad y volverse en contra del Reino Unido en modos que no se pueden anticipar ni mitigar por completo», dijo Carney.

La economía británica se enfrenta además a una serie de riesgos sistémicos que golpearían a la mayoría de los sectores, entre ellos una subida generalizada de los precios y la posibilidad de que la libra caiga a niveles récord, según las previsiones del Banco de Inglaterra.

La divisa británica ha perdido un 16 % de su valor respecto al euro desde el referéndum de 2016 y ha caído un 2,26 % desde que a finales de julio fue proclamado como primer ministro Boris Johnson, determinado a ejecutar una salida sin acuerdo.

Esa depreciación afecta a las importaciones del Reino Unido desde gran parte del mundo y en particular a las que llegan desde la UE, que representan el 54 % del total.

En cuanto a bienes de consumo, las principales importaciones europeas desde el Reino Unido, que se encarecen con la pérdida de valor de la libra, son vehículos de carretera, productos farmacéuticos, maquinaria y equipos industriales.

En cuanto a servicios prestados desde otros países de la UE, el 42,8 % corresponde al sector turístico, que incluye a turoperadores y firmas de hostelería, mientras que el transporte representa el 14,1 %.

Los países europeos más afectados por un eventual frenazo de la contratación de servicios y compra de bienes desde el Reino Unido serían Alemania, España, Bélgica, Polonia e Italia.

Además de la caída de la libra, los intercambios se verían dificultados por los nuevos controles aduaneros que deberían llevarse a cabo en los puertos y aeropuertos.

Ese escenario puede llevar a un desabastecimiento de alimentos, medicinas y otros productos en las primeras semanas tras un «brexit» duro, lo que puede agravarse si la población comienza a acaparar reservas en previsión de esos problemas. EFE

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