El mayor precio de transacción operado en los mercados

La película “La lista de Schindler”, ganadora de 7 premios Oscar, está basada en el libro “El arca de Schindler” que ha sido escrito por Thomas Keneally (cuyo título se supone se inspira en la historia bíblica de Noé). En la película, se relata la historia de Oscar Schindler, un hombre de negocios creyente de origen checo, el cual salvó las vidas de más de un millar y medio de judíos polacos durante la Segunda Guerra Mundial.

LA HISTORIA DE SCHINDLER
El título de la película hace referencia a una lista con nombres y apellidos de 1.666 judíos a los que Schindler contrató como “empleados” de su fábrica, evitando que fuesen enviados a los campos de concentración. Es decir, la lista incluye a aquellos cuyas vidas fueron salvadas de la muerte segura.

En una parte de la película se reproduce un diálogo escalofriante, haciéndose referencia a las negociaciones de precios que se pagaban a los alemanes por cada una de las vidas de obreros que quedaban con el empresario. El diálogo dice así: El empresario se lamenta de no tener más oro y dinero para pagar (o sobornar) a los soldados alemanes por más vidas para salvar, y que pudieran ser sus “obreros”. Dicen que su gran sensibilidad humana, algo extraordinario en plena guerra, hizo que Oscar Schindler utilizara prácticamente “todos sus recursos económicos” para salvar la mayor cantidad de vidas posibles. El resultado en términos de lucro de la transacción: 1.666 vidas. En la Segunda Guerra Mundial, donde murieron más de 60 millones de personas, casi nada. Aun así, el acto sublime de Schindler es grandioso: cuando la mayor parte de los recursos del mundo estaban siendo aplicados en matar seres humanos, un hombre de negocios invirtió todo lo que tenía, en salvar vidas humanas. Espectáculo para Hollywood: Steven Spielberg hizo mucho dinero con esta película.

LA HISTORIA DE EZEQUIEL
Muchos creen que la Biblia es un libro sólo de historias religiosas, para peor, aburridas. Escrita por judíos -gente práctica en cuestiones de dinero-, sin embargo, en los 66 libros que la componen, se encuentran por lo general narrativas que tienen relación más con cuestiones económicas antes que con lo espiritual. Ejemplos, las Parábolas de Jesús: la del salario de los obreros a la hora undécima, la de la moneda perdida, la de la cuestión de la herencia, la del sembrador, la del administrador infiel, la de los talentos, etcétera. En fin, en su mayoría, las parábolas tratan de casos prácticos de negocios: de “precificación” o valorización de decisiones (decision making analysis), de costos de oportunidad, más que de cuestiones puramente religiosas; O pedagógicamente, en todo caso, por medio de lo supuestamente conocido (el mundo tangible de los negocios), se exponen leyes espirituales del mundo invisible/desconocido.

Las historias judío-cristianas expuestas en la Biblia, en especial las del antiguo testamento, hacen referencia a algunos principios universales derelación causa-efecto, entre los cuales se afirmaba que errar el blanco, es decir, no llegar a las metas propuestas, representaba a lo que se habría de llamar “pecado”. Cosa de gerentes incompetentes. En otra parte de la Biblia se afirmaba que el pecado tenía sus consecuencias. Nada era gratis, todo tenía un costo.

La persistencia del hombre en pecar, es decir, en no resolver correctamente sus problemas, como diría Vicente Falconi (gurú brasilero de la gestión): el no llegar a las metas, en dicha cultura, implicaba la muerte. Un precio carísimo a pagar. Lo que se vaticinaba para este tipo de hombre es lo mismo que pasa con las empresas que no alcanzan persistentemente sus objetivos. Simple, preciso y obvio.

Hace más de 2.500 años un profeta judío llamado Ezequiel (18:20) explicó este tipo de ley universal de relación causa-efecto, y dio un veredicto implacable. El mismo dijo: “El alma que pecare, esa morirá”. Es decir, aquel que no alcanzaba sus objetivos, tenía la más alta probabilidad de muerte. Luego, para ayudar a evitar el costo, dio una lista de lo que significaba llegar o no llegar a las me-tas (errar el blanco). Es decir, expuso explícitamente el cómo “no pecar”; Y dijo: “el que no alzare sus ojos a los ídolos (…) ni oprimiere a ninguno, el que no cometiere robo, y que diere de su pan al hambriento y cubriere al desnudo con vestido, que no prestare a interés ni tomare usura”, etcétera; Y dijo: “éstos vivirán”.

Con el correr de la historia, los lectores ya supondrán cómo le fue a la humanidad. La consecuencia era la sentencia que teníamos sobre nuestras cabezas, la muerte segura, predicha por Ezequiel.

LA GRACIA: LA ÚLTIMA PALABRA PERFECTA
Luego de todo lo dicho, con el subtítulo que antecede, aparece Philip Yancey, ex editor de la revista Selecciones, norteamericano, y afirma en su libro “Maravillosa Gracia” que a partir de la venida de Jesús, el hijo de Dios, a la tierra, la salvación tan predicada por el cristianismo, es muy poco entendida y raramente practicada en forma gratuita, como debería ser. La mayoría de la gente cree que tiene que hacer algo, pagar un precio, para ser salva. Sin embargo, el verdadero significado de la Navidad es el de una transacción económica única, singular, espectacular, que contradice la lógica de los mercados terrenales, y la del antiguo testamento.

La vida eterna, dice la tradición cristiana verdadera, no nos cuesta nada: es, simplemente, Gratis. Siempre y cuando uno pueda arrepentirse (militarmente significa cambiar la dirección de la marcha bélica, o la que uno lleva en la vida) de sus pecados (blancos errados, metas no alcanzadas) y se disponga a reconocer al pagador del costo o de la deuda (Cristo-Jesús), como único Señor y Salvador. En otras palabras, la venida de Jesús (El Cristo) a la tierra para pagar con su propia muerte el precio que a nosotros nos correspondía, significaba (digo yo) microeconómicamente hablando: un acto injusto, casi un escándalo económico, algo nunca visto por ningún tipo de mercado. Al final de cuentas en economía nada podría ser completamente gratis. Siempre alguien paga el costo de los almuerzos.

CONCLUSIÓN
El plan de salvación de Dios para toda la humanidad (no sólo para los 1.666 de la lista de Schindler) es un acto, si se quiere, económicamente ilógico, antinatural, o mejor, sobrenatural. Fue operado a partir de la Navidad, por amor a la creación humana; es decir, Dios ejecutó la condonación de la deuda, con el nacimiento de su propio hijo sobre la tierra, para posteriormente morir por todos nosotros: pecadores que yerran las metas y no alcanzan persistentemente sus objetivos.

La salvación puede ser “Gratis” para la humanidad, para todos nosotros, porque a Dios el Creador le costó todo: la vida de su propio hijo. Se cumplió entonces así una ley económica que suele ser absoluta: el costo se pagó, y al Creador le salió bien caro. Al final de cuentas, el Creador y Rey operó por medio de su poder. Como dice Oscar Schindler en otro pasaje de la película: “Poder es cuando tenemos justificación para matar o ver morir y no lo hacemos. (…) Es lo que tenían los Emperadores o Reyes. Un hombre roba algo, le conducen ante el Emperador. Se echa al suelo ante él e implora clemencia; él sabe que va a morir. Pero el Emperador le perdona la vida, a ese miserable y deja que se vaya. Eso es poder” (conversación con Amon Goeth). “Quien salva una vida, salva al mundo entero”. ¡Feliz Navidad!

Fuente: Diario 5 Días

Por: Víctor Raúl Benítez González
Director General del diario 5/días
vbenitez@5dias.com.py

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