Los accionistas de Shell apoyan fusionar su sede neerlandesa con Londres

La Haya, 10 dic (EFE).- Los inversionistas del gigante petrolero anglo-neerlandés Shell votaron este viernes a favor de los planes de reorganización empresarial, que supondrán el traslado de su oficina de La Haya a Londres, así como la simplificación de su estructura fiscal a una sola compañía británica.

Con un recuento de en torno el 60 % de los votos emitidos por los accionistas, hay un apoyo masivo a la decisión de modificar la estructura fiscal de la empresa, según los resultados preliminares de la votación que tuvo lugar este viernes en Países Bajos.

Si no surge ningún contratiempo con los formalismos que aún le quedan a la empresa en Países Bajos, la compañía podrá ser totalmente británica a partir de principios del próximo año.

Hasta ahora, Shell tenía una estructura dual: una empresa británica con sede en La Haya y dos clases de acciones, A y B. Justifica su marcha en un intento de poner fin a esta estructura compleja, con doble trabajo y diferencias legales, lo que complica la captación de capital y de las grandes adquisiciones.

Shell no cerrará su oficina en La Haya: de los 8.500 empleados que tiene, solo se llevará a los altos directivos. El golpe es más bien fiscal.

Además, el Gobierno neerlandés ve con preocupación el efecto que sobre las inversiones y el empleo tiene la marcha del país de Shell, como hizo antes el gigante Unilever el año pasado, un sector internacional que emplea a dos millones de trabajadores que reciben algunos de los sueldos más altos de Países Bajos.

Al conocer estos planes en noviembre, el primer ministro Mark Rutte se apresuró a buscar vías para convencer a Shell de no llevarse su sede neerlandesa a Londres, incluso tratando de abolir el impuesto a los dividendos, una de las principales razones de su marcha a Londres, pero no logró apoyo ni parlamentario ni entre sus socios de la coalición que gobierna en funciones.

La tasa a los dividendos es del 15 % en Países Bajos mientras que es inexistente en el Reino Unido.

Shell pone fin así a 114 años de historia de la multinacional anglo-neerlandesa: incluso quitará de su nombre «Royal Dutch» (real neerlandesa) y dejará solo «Shell», una noticia que llegó por sorpresa como un golpe a un país pequeño siempre orgulloso de su prestigio internacional como anfitrión de multinacionales reconocidas y se llevará, junto a Unilever, casi 1.000 millones de euros en ingresos fiscales.

Varios puestos de trabajo relacionados con la oficina de Shell en La Haya se trasladarán a Londres, lo que incluye el presidente de la junta, el director financiero y al menos otros diez ejecutivos.

A pesar de esta simplificación, los accionistas aún tendrán el mismo derecho legal de propiedad, de votación y distribución de capital en Shell, indicó la empresa, y agregó que los títulos seguirán cotizando en Ámsterdam, Londres y Nueva York.

También puntualizó que la empresa seguirá siendo un empleador importante con fuerte presencia en los Países Bajos.

El experto en derecho tributario Jan van de Streek, de la Universidad de Leiden, subrayó a Efe que Shell y Unilever son «dos casos especiales porque ambas empresas tienen doble nacionalidad, siempre han tenido un pie en el Reino Unido y, obviamente, cuando decidieron centralizar su sede, tuvieron que elegir un país».

«La salida de Shell de Países Bajos daña nuestra reputación. Esto puede tener un efecto adverso en nuestra imagen favorable a las empresas, pero creo que no deberíamos exagerar este efecto», afirmó, sobre los temores a un efecto contagio hacia otras empresas.

El origen de la multinacional petrolera se remonta a 1907, que resultó de una fusión entre la Real Compañía Neerlandesa de Petróleos (1890) y la británica Shell Transport and Trading Company (1897).

Pero desde 2005, Shell se incorporó al Reino Unido con una residencia fiscal neerlandesa y una estructura de acciones dual. EFE

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