Gracias a su condición de estado libre asociado, la isla ha sido inmune a ofensiva de Washington contra los evasores.
Estados Unidos está liderando una ofensiva mundial contra los paraísos fiscales, amenazando con duras sanciones a los banqueros en Suiza y Luxemburgo que ayuden a sus ciudadanos a eludir impuestos. Curiosamente, Washington no ha expresado ningún reparo ante los planes de Puerto Rico, un estado libre asociado a EEUU, para reconstruir su arruinada economía atrayendo a inversionistas con generosos incentivos tributarios.
Las autoridades de la isla dicen que ya existen alrededor de 150 compañías que están planeando trasladar sus oficinas a su territorio para beneficiarse de rebajas en los impuestos a los dividendos y ganancias de capital, y que espera que unas 300 empresas concreten sus intenciones este año.
En el gobierno calculan que la reforma ayudará a crear 90 mil puestos de trabajo para 2016 y elevará el PIB en US$ 7 mil millones, un incremento considerable frente a los US$ 102.000 millones que registró el Producto en 2012. Esta virtual invasión de inversionistas está siendo liderada por John Paulson, una leyenda de las finanzas que saltó a la fama luego de que en 2007 acrecentó su fortuna personal en US$ 4 mil millones apostando contra la burbuja hipotecaria en EEUU. Su hedge fund ya ha invertido US$ 260 millones en dos resort de lujo en San Juan, pero las autoridades locales dicen que está trabajando en otros diez negocios de bienes raíces por US$ 1.000 millones para 2015.
“Puerto Rico se convertirá en el Singapur del Caribe”, dijo Paulson, durante la Cumbre de Inversión de San Juan 2014, celebrada la semana pasada.
La nueva legislación tributaria de Puerto Rico establece un impuesto plano de apenas 4% sobre las ganancias de las empresas, y les ofrece a las compañías exenciones de 100% sobre dividendos o reparto de utilidades por servicios de exportación.
Debido a su estatus de commonwealth, los inversionistas estadounidenses no requieren visa, y aunque el territorio tiene un código tributario propio, basta que un extranjero pase la mitad del año allí para ser considerado residente.
Pesada carga
El gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, confía en que esta estrategia dé nuevo impulso a la deprimida economía de la isla, que se ha contraído en cinco de los últimos siete ejercicios fiscales. El PIB per capita asciende a apenas US$ 15.200, la mitad que Mississippi, el estado más pobre de EEUU.
Y con una carga de deuda de US$ 73 mil millones, tres agencias calificadoras rebajaron su nota de crédito este año a nivel de basura.
Por: Renato García Jiménez
Fuente: Diario Financiero