La Bolsa de Tokio ha vuelto a la actividad después de cuatro días de parón festivo, y lo ha hecho con un correctivo del 2,93%, a un paso de perder los 14.000 puntos. La revalorización del yen y el revés a las tecnológicas han agravado las caídas.
Las consecuencias de la espiral de violencia en Ucrania, del peligro de guerra civil y de las sanciones contra Rusia van mucho más allá de la Bolsa de Moscú, desinflada en los últimos meses por la desbandada de los inversores.
La huida es extensible también a su divisa, el rublo. Los mínimos históricos que ha alcanzado la divisa hace mella en las empresas europeas occidentales con mayor exposición al mercado ruso, y la temporada de presentación de resultados está aflorando estos efectos.
El segundo mayor banco francés, Société Générale, ha anunciado una provisión de 525 millones de euros para hacer frente a la pérdida de valor de su filial rusa, Rosbank, debido tanto a la incertidumbre política como al descalabro del rublo.
Las acciones de Société Générale cotizan con caídas en al Bolsa de París, al contrario de lo que sucede con su rival Crédit Agricole después también de presentar resultados.
Los inversores pasan factura también a la cotización de Carlsberg. La empresa cervecera danesa ha entrado en pérdidas en el primer trimestre y ha reducido sus previsiones de beneficios para el conjunto del año debido principalmente a la crisis rusa.
Rusia es el mayor mercado de Carlsberg a raíz de la adquisición de Baltika Breweries. La incertidumbre sobre Rusia y Ucrania ha llevado a la compañía danesa a estimar un crecimiento de su beneficio en el conjunto de 2014 inferior al 5%.
En el primer trimestre del año Carlsberg ha registrado unas pérdidas de 67 millones de coronas danesas, unos 9 millones de euros, frente a los beneficios de 62 millones de coronas del mismo periodo del año anterior. Las ventas del grupo bajaron un 2,9%, hasta los 12.900 millones de coronas, unos 1.728 millones de euros.
Los inversores temen que el impacto de la crisis rusa alcance en las próximas fechas a nuevas empresas europeas. Los analistas apuntan en este sentido a sectores como el automovilístico, debido a la importancia del mercado ruso.
Fuente: Expansión